¿Y ahora qué pasa?
Dicen los más críticos, con su puntito de ironía, que el Córdoba ha logrado la permanencia en Segunda División pero que no se ha salvado. Que sigue preso de un modelo de gestión que le conduce sin remisión a sitios infames en los que ya habitan otros clubes vecinos, hundidos deportivamente y arruinados económicamente. Más allá del tremendismo -un clásico del fútbol local-, lo cierto es que el ambiente con el que termina el curso 16-17 para el Córdoba no resulta precisamente seductor. Queda aún un partido, que se avecina como un plebiscito más sobre el papel de los actuales gestores de la entidad. El Córdoba-Girona del próximo fin de semana cerrará oficialmente una temporada frustrante, que deja en el aire cuestiones que se resolverán (o no) en un verano frenético. El cordobesismo anda metido en una espiral de rabia, decepción, desconfianza y miedo.
El juego de la venta de la SAD
“Ya está vendido”. ¿Cuántas veces se ha escuchado en los últimos años? Casi siempre, con especial virulencia, en estas fechas. Se han cumplido seis años desde la adquisición de paquete mayoritario de acciones por parte del empresario Carlos González y el asunto de la venta vuelve a la palestra. Dos nombres circularon en las últimas semanas: los del valenciano Paco Roig y el montoreño Jesús León. El primero, expresidente del Valencia; el segundo, exconsejero del Sevilla FC y aspirante, en su momento, a entrar en el accionariado del Córdoba con mayor o menor presencia. Ahora ya no. Y lo de Roig, una operación que se destapó en medios valencianos, tampoco parece que tenga demasiado recorrido. ¿Una opción cordobesa? ¿Jeques árabes o potentados chinos? El juego se repite cíclicamente. A través de globos sonda, el Córdoba se pone en el escaparate. No está oficialmente en venta, pero si llega una buena oferta...
¿Qué hacemos con Carrión?
Carrión tiene contrato en vigor hasta 2019. ¿Significa eso que permanecerá al frente del Córdoba la próxima temporada en Segunda? El técnico catalán ha eludido los comentarios al respecto, al menos en la esfera pública. Su balance deportivo, tras sustituir a José Luis Oltra, no ha sido espectacular aunque sí eficiente, sobre todo si se analiza con el baremo alterado. Al balear se le exigía pelear por el ascenso y a Carrión, en un momento dado -en pleno declive del equipo, se le expuso la necesidad de salvar el pellejo en la categoría. ¿Es un entrenador para un proyecto de ascenso? Fue aupado a la primera línea de la trinchera por el anterior director deportivo -Emilio Vega, ahora en el Huesca- y parece que tiene la confianza del nuevo, Álex Gómez.
Entre la afición no tiene especial predicamento. En los últimos meses, las pitadas han acompañado la mención de su nombre en las presentaciones del speaker. Ha sido la primera experiencia de Carrión como entrenador del primer equipo -estuvo circunstancialmente un partido cuando echaron a Villa y antes del fichaje de Chapi Ferrer- y en distintos momentos se le ha notado la inexperiencia, sobre todo porque ha trabajado bajo fuerte presión y lidiando con contratiempos deportivos y extradeportivos. Su conexión sentimental con el club y su conocimiento de los entresijos de la entidad le han ayudado. Está por ver si permanece al frente. Todo dependerá de si hay cambio en la propiedad. Si no se producen movimientos, a día de hoy lo tiene todo a favor dentro del Córdoba para seguir con la pizarra.
Otra reconstrucción de la plantilla: vayan saliendo
Se avecina otra remodelación a fondo. El club anunció hace unos días su primera renovación. El serbio Sasa Markovic seguirá vistiendo la blanquiverde hasta la temporada 2019-20, tras prolongar por tres años su vínculo. El centrocampista terminaba contrato el próximo 30 de junio. Quizá otros de los que finalizan tengan la misma suerte que el ex del Partizán, aunque no serán muchos. En la rampa de salida están doce futbolistas que terminan el 30 de junio: Razak, Héctor Rodas, Samu de los Reyes, Bíttolo, Pedro Ríos, Juli, Sergio Aguza, Javi Lara, Alfaro, Bergdich, Rodri y Piovaccari.
¿Quiénes interesan? En principio, a la vista de su rendimiento deportivo, los tres fichajes del mercado invernal han tenido impacto y se estudiará su continuidad. El argentino Tano Bíttolo, el catalán Sergio Aguza y el cordobés Javi Lara están en situaciones diferentes. De todos ellos quizá sea el medio ex del Alcorcón el que más papeletas tenga para seguir. En el caso del montoreño Lara, que se ha convertido en una de las referencias en el club que le vio nacer, podría haber ofertas tentadoras -e imposibles de igualar- del extranjero, especialmente del campeonato de la Superliga India, donde ha jugado los dos últimos cursos hasta el mes de enero y en la que es una de las estrellas. Las últimas declaraciones de Lara, bastante quemado con la experiencia en el Córdoba, dejan abierta la puerta de la duda sobre su continuidad.
Samu y Bergdich se irán, mientras que los veteranos Pedro Ríos y Juli también parecen tener su destino fuera de El Arcángel. Tanto el jerezano como el alcoyano han ido desapareciendo de las alineaciones. Rodri ha sido el máximo goleador del equipo, pero no ha conseguido ofrecer una sensación de solidez en un puesto clave. Alfaro y Piovaccari han tenido un buen final de campeonato y a Héctor Rodas le sitúan en la órbita del Huesca, donde manda Emilio Vega. La continuidad de Razak es más que dudosa, sobre todo si continúa Pawel Kieszek -seguramente el mejor del Córdoba este año y, quizá, con ofertas para ser traspasado-, mientras que el porvenir de Jonathan Bijimine apunta al adiós. El congoleño pasó de ser una de las esperanzas del club -en el campo y en el escaparate de ventas- a convertirse en un descarte habitual por cuestiones extradeportivas.
Lo que dice la gente (y lo que puede hacer)
La situación de conflicto entre un amplio sector del cordobesismo y el club se ha recrudecido. Además de los clásicos grupos disidentes -los célebres “150 del Twitter” a los que aludió en su día Carlos González- hay muchos más. Un dato: en las últimas jornadas, en plena fiebre de las ofertas de entradas para los abonados, ni siquiera éstos acudieron a su localidad. Con casi dieciséis mil, no se superaron los catorce mil asistentes en los partidos decisivos en casa. La afición ha ido desertando poco a poco, incapaz de reconocerse en un equipo huérfano de referentes y descapitalizado con respecto al de la campaña anterior.
Las protestas en el minuto 54 de los partidos, que se reproducen al final de los encuentros, y los frentes abiertos -con accionistas minoritarios, sectores del peñismo, medios de comunicación...- han erosionado la relación entre los aficionados y la entidad, que marca unos ritmos y procesos que no conectan con el sentir de sus seguidores-clientes. El modelo de negocio -evidentemente satisfactorio para los propietarios, según se refleja en las cuentas y balances- ha traído de la mano una política de gasto cero en fichajes. La venta de Florin Andone al Deportivo creó una herida -sentimental y futbolística- que no se cerró aún. La llegada al cargo de Alejandro González, que agarró un discurso continuista pero con algunas pinceladas de marketing para seducir a una afición desencantada, no ha supuesto que se apacigüen los ánimos en el entorno. El partido del próximo sábado ante el Girona se presenta como un escenario complicado. Será el último partido para muchos en el césped y... ¿en el palco?
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