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De ahora en adelante

Juanjo Narváez celebra el gol de la victoria | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Al Córdoba le costó un mundo imponerse a un adversario desahuciado y en inferioridad numérica durante media hora. El Arcángel festejó con justificado exceso un triunfo imprescindible para un equipo que estuvo irreconocible. Se comportó en algunas fases con cierta indolencia, como si aquello no fuera con él, como si la victoria fuese a llegar por simple inercia. Un gol de Juanjo Narváez en el tramo final del encuentro terminó de resolver una tarde espesa y rara, en la que los cordobesistas chocaron con el carácter indómito de un Lorca que no se comportó como lo que era: un equipo que ya está sentenciado a la Segunda B. Los anfitriones anduvieron lejos de la imagen que les supone a quienes se estaban jugando la vida. Pero la cuestión es que ganaron. El Arcángel acabó pidiendo la hora y el Córdoba sacó adelante el partido más trascendente de cuantos ha disputado en esta frenética campaña. A partir de ahora puede decir que depende de sí mismo. Está a dos puntos de la permanencia -la marca el Barcelona B- y tendrá que cruzarse en el camino con sus enemigos más directos, con la posibilidad de desbancarles. Quién se lo iba a decir hace unos meses.

A Sandoval le va la marcha. Y no solo ha caído en un club ideal para implementar sus arriesgadas propuestas, sino que además lo ha encontrado en unas circunstancias de lo más delirante. Cuando las cosas van como han ido todo el campeonato en El Arcángel no está mal visto que a uno le dé por inventar soluciones de apariencia extraña. Es la cara inversa del clásico futbolístico que dice que no hay que tocar lo que funciona. Todo vale con tal de que sirva. Para sumar, obviamente. “Ni juego lindo ni bonito, queremos puntos”, repitió el de Humanes en las vísperas del choque. Le entregaron una formación de aspecto cadavérico, hundida en lo futbolístico y con el prestigio a ras de suelo. El Córdoba, un especialista en situaciones al filo de lo imposible, se enfrentaba a la mayor hazaña de salvación de su turbulenta historia: nunca había conseguido remontar tanta diferencia. Ahora lo tiene en su mano después del partido ante el Lorca, que fue como una papilla de verduras: sabe mal, pero alimenta.

Sandoval hizo debutar esta temporada a Alberto Quiles, un delantero repescado este invierno de una cesión al UCAM Murcia de la Segunda B. La aparición en el once inicial del onubense -en su primera convocatoria- dejó en el banquillo a Juanjo Narváez, un talento colombiano prestado por el Betis y que este año se estrenó en Primera en el Camp Nou. Da igual de dónde venga uno en este Córdoba enloquecido y enrabietado, en el que Sandoval está exprimiendo una virtud que, en situaciones críticas -y una pelea por evitar el descenso lo es-, vale oro. Incluso bastante más que las habilidades con el balón o la hoja de servicios. Hablamos de lo que comúnmente se conoce como hambre: desafíos personales, humillaciones enquistadas o simplemente un contrato para el año que viene. Cada cual tiene sus motivaciones detrás. Sandoval la detecta y las saca a escena. Le funciona. Así ha llevado al Córdoba a un final que de locos.

Se plantó el Córdoba con la intención de dominar. Buscó la portería por el camino más corto y trató de amedrentar al Lorca con unas cuantas acciones más vistosas que efectivas. A los ocho minutos, Jovanovic recibió un pase en carrera y pareció querer elevar por encima de Dorronsoro, pero no colocó demasiado bien el pie y la pelota tomó una trayectoria desviada. Un minuto después, desde muy lejos, Reyes vio lejos de su puerta al meta lorquino y ensayó una vaselina que terminó con el balón en las manos de algún espectador del fondo. Aythami lo intentó de cabeza tras un córner de Reyes, pero el lanzamiento le salió demasiado recto y previsible para Dorronsoro, que lo atrapó.

Iban veinte minutos y todo transcurría bajo un guión previsto: el Córdoba llegaba con frecuencia, pero sin pinchar demasiado, y el Lorca se comportaba como un equipo pegajoso e incómodo, muy al estilo de Fabri, su veterano técnico. Por supuesto, no faltó la ración de faltas a José Antonio Reyes. El utrerano pidió el cambio y se marchó cojeando, molido a patadas, a la media hora de partido. En su lugar salió Juanjo Narváez, que estuvo a punto de abrir el marcador en el primer balcón que tocó. El colombiano hizo su clásica diagonal, se acomodó en el borde del área y soltó un zurdazo que desvió lanzándose a ras de césped el portero albiazul. Antes tuvo una Jovanovic, que no acertó a rematar en primera instancia un centro de Guardiola, que se la había llevado por la banda con el pecho.

En el tramo final de la primera parte sacó las zarpas el Lorca. Un equipo discreto, pero con mucha dignidad. Con su fútbol de garrafón, con muchas faltas tácticas y briega arriba -el fornido Manu Apeh iba al choque sin miramientos-, el equipo murciano dio algunos sustos considerables. Pawel realizó su primer paradón de la tarde con un lanzamiento duro de Javi Muñoz desde el borde del área. El polaco también se ganó el jornal después de desviar un tiro a bocajarro de Ojeda, tras centro de Fede Vega. La retaguardia del Córdoba no andaba especialmente fina. Con nervios y sin goles se llegó al intermedio.

Sandoval movió piezas en la reanudación. Dejó en la caseta al debutante Alberto Quiles, que estuvo luchador pero algo desubicado, para introducir a Álvaro Aguado, un jugador con buena capacidad para asociarse y tratar de quebrar la línea defensiva lorquina con acciones combinativas más que con las impetuosas internadas inviduales, que fueron el recurso más repetido en la primera parte. El jiennense sirvió un buen pase a Aguza en el minuto 50, tras caracolear en el borde del área, pero el zapatazo del catalán se fue a las nubes. El Córdoba mejoró su aspecto con respecto a la primera parte, algo que sinceramente no era difícil. Parecía más suelto, pero no lograba pillar en un renuncio al Lorca en la zona de atrás.

A los 53 minutos llegó una acción clave. Tomislav Gomelt cazó por detrás a Aguado, que se iba disparado, y el árbitro se fue hacia el medio croata con la tarjeta roja en la mano. Fabri sacó del campo al delantero Apeh y metió a Villalibre para afrontar más de media hora en inferioridad numérica. El Lorca, dolido, se fue hacia arriba. Ojeda la tuvo clarísima al meterse por velocidad entre los defensas y armar un disparo que Kieszek desvió en una sensacional estirada. La temeridad de los lorquinos era un quebradero de cabeza. Les daba igual todo y el Córdoba se mostraba cada vez más angustiado.

A veinte del final, Sandoval metió a otro delantero, Eneko Jauregi, en el sitio de Aguza. Mientras tanto, el Lorca seguía coleccionando acciones de peligro. Ojeda pudo batir a Kieszek en el 71. Se detectaba un inquietante murmullo en El Arcángel, que veía un espectáculo inesperado. El Córdoba protestó penalti por una exagerada caída de Guardiola y el personal empezaba a desquiciarse buscando la única medicina posible para estos síntomas: el gol. Y llegó. En una acción combinada entre Aguado, Guardiola y Narváez que terminó con un furioso disparo del sudamericano que dejó clavado a Dorronsoro. Con El Arcángel en plena efervescencia de cánticos, el Lorca estuvo a punto de empatar en el primer balón que tocó el exblanquiverde Nando García.

Al final, con el público pidiendo la hora, el Córdoba terminó defendiendo su 1-0. Los cambios le salieron de perlas a Sandoval. Álvaro Aguado, que dio una nueva dimensión al ataque, terminó con la cabeza vendada tras un golpe, en una escena épica que se multiplicó con el pitido final y los enfervorizados abrazos de los blanquiverdes. Algunos se desplomaron sobre el césped, exhaustos y aliviados. En la grada, la hinchada digería el pastiche de partido desgañitándose con un “sí, se puede” que sonaba más real que nunca.

FICHA TÉCNICA

CORDOBA, 1: Pawel Kieszek, Loureiro, Aythami, Álex Quintanilla, Javi Galán, Edu Ramos, Sergio Aguza (Eneko Jauregi, 70'), Jovanovic, Quiles (Álvaro Aguado, 46'), Reyes (Juanjo Narváez, 30') y Sergi Guardiola.

LORCA, 0: Dorronsoro, Fede Vega, Pina (Brown, 88'), Fran Cruz, Carlos Peña, Pomares, Gomelt, Javi Muñoz, Noguera, Dani Ojeda (Nando, 7i') y Manu Apeh (Villalibre, 53').

ÁRBITRO: Areces Franco (Comité Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Stefanovic (en el banquillo), Edu Ramos, Sergi Guardiola, Jovanovic y Loureiro y a los visitantes Noguera, Fran Cruz y Carlos Peña. Roja directa a Gomelt en el minuto 52 por una entrada a Aguado.

GOL: 1-0 (77') Juanjo Narváez.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 16.596 espectadores.

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