TBA21-Academy se enamora del Guadalquivir: “Córdoba tiene todas las claves para un futuro sostenible”
Mira este río, tan bello y salvaje. Y cuando empezamos a hablar con la gente de aquí del río era como: “Oh, sí, el río”
Estaba delante de sus narices y nadie parecía prestarle atención. Cuando el equipo creativo de la mecenas y coleccionista de arte contemporáneo Francesca Thyssen-Bornemisza llegó a Córdoba para comenzar el proceso que luego cristalizó en el aterrizaje de la TBA21 en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), no tardó mucho en reparar en que, a apenas cien metros de este espacio (ubicado en la pequeña península de Miraflores) había un río salvaje y vivo.
El Guadalquivir, ese río al que los cordobeses y los turistas sólo le prestan hoy atención como parte de la postal del Puente Romano y la Mezquita, es, en realidad, uno de los ríos más importantes de la historia de la humanidad si atendemos a la importancia que ha tenido en el desarrollo civilizatorio: es el río betis de la Corduba romana, que llegó a ser una de las ciudades más importantes del Imperio Romano; es también el río que alimentaba a casi un millón de personas en la capital de Al Andalus, la ciudad más importante de occidente; y también el río sin el que, en época del reinado católico, no se puede entender la conquista de América y, con ello, el inicio de la globalización.
Hoy, ese río por el que fluye la historia, está prácticamente seco a su paso por Córdoba, que vive uno de los peores momentos de estrés hídrico de los últimos años. Sin embargo, hay quien es capaz de mirarlo por su capacidad regeneradora y no por su escaso caudal. Todo esto lo cuenta Sofía Lemos, comisaria artística y coordinadora de Meandering, la primera exploración poética de los ríos de TBA21-Academy, la rama investigadora de la fundación TBA21, y que ha usado el río Guadalquivir como punto de partida para este nuevo proyecto.
Lemos define Meandering como el paso de un “pensamiento oceánico” a un “pensamiento fluvial”. Hasta ahora, este programa de la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21) había centrado su ámbito de estudio e investigación en el océano, especialmente por su trabajo en Venecia, otra de las ciudades, junto a Berlín, Viena, Córdoba y Madrid, donde se ubica la institución que preside Francesca Thyssen-Bornemisza. El paso a este “pensamiento fluvial” es, por tanto, un programa pionero que nace en Córdoba, y cuya coordinación ha recaído en esta joven comisaria e investigadora portuguesa, que arrancó el programa con un proceso de escucha y de documentación histórica.
Pensamiento fluvial
¿Qué es eso del pensamiento oceánico y qué es eso del pensamiento fluvial? La comisaria responde que el río es el paso lógico desde el “pensamiento oceánico”, porque, al fin y al cabo, el río “es un canal intermedio, un canal que conecta la atmósfera, el océano, la montaña, la tierra, nos permite tomar agua, nos permite alimentarnos… Es un canal que vuelve al cuerpo. El río nos permite entendernos como parte de todos los ecosistemas, todos esos compartimentos que la ciencia, la política y los medios tienden a separar”.
Y estaba ahí, atravesando una ciudad milenaria, alimentándola y construyéndola. “Lo que nos enamoró del Guadalquivir es su transtemporalidad. Hablamos de un río que, para empezar, ha sido un océano, porque toda su cuenca fue el mar de Tharsis hace millones de años. Y todo lo que es la construcción de Córdoba es una arquitectura oceánica, a partir de fósiles, minerales y sedimentos. Luego, es un río que posibilitó el intercambio entre civilizaciones, de los tartesos a los fenicios, los romanos, los árabes y, finalmente, los cristianos”, recuerda Lemos.
¿Qué historias encierra el Guadalquivir? ¿Cómo se ha relacionado este río con la población de Córdoba y Andalucía? ¿Por qué las ciudades por las que fluye han sido históricamente centros de arte y conocimiento? ¿Qué ocurrió cuando el río dejó de estar socialmente habilitado en Córdoba? ¿Qué relación tiene este río con la espiritualidad y el sufismo andalusí? ¿Qué puede enseñarnos el río Guadalquivir en el contexto de caos climático actual? Sofía Lemos y el resto del equipo se plantearon todas estas dudas antes incluso de definir qué papel debe jugar el arte contemporáneo para concienciar sobre futuros posibles (y habitables).
Arte como motor de cambio frente al ecologismo que ataca el arte
Esta clave es de vital importancia: en un momento en el que el activismo ecologista está protagonizando acciones contra el arte clásico para despertar conciencias, la TBA21 Academy está usando el arte contemporáneo para trazar un futuro más sostenible. Y lo está haciendo en una ciudad como Córdoba. Lemos no entra a valorar acciones como la que tuvo lugar el pasado sábado en el Museo del Prado (que, curiosamente, ocurría mientras charlaba con este periódico, totalmente ajena a la misma), aunque advierte de que cualquier acción de esta naturaleza puede ser interpretada como “un intento de abrir un diálogo”.
En este sentido, Lemos reconoce que el mundo del arte y museístico es consciente de que muchas de sus actividades chocan con la idea de la sostenibilidad, que no es sostenible hacer que las obras viajen miles de kilómetros en aviones y barcos gastando combustibles fósiles, y que el arte no puede permanecer ajeno a este debate. También recuerda que TBA21 lleva años aplicando un código de conducta y gobernanza interior que apuesta por aplicar al máximo la sostenibilidad en su trabajo diario, desde dónde se alojan sus servidores online hasta cómo organiza sus exposiciones. Y, desde hace una década, trabajando en acciones artísticas y de investigación articuladas en torno al ecologismo.
“En el arte contemporáneo tenemos que escuchar qué se nos está pidiendo. Porque, en general, en esta sociedad no se está fomentando la escucha activa”, señala la comisaria de Meandering, que recuerda, en una analogía, que los propios cordobeses han dejado de escuchar lo que tiene que decir el río. Para ella, es bastante perceptible que “se ha perdido la memoria social y cultural” que había sobre el Guadalquivir, una corriente de agua que, “al igual que el Nilo, el Mississipi o el Ganges, tiene esos aspectos que propician la convivencia entre el ser humano, la espiritualidad y la tierra”.
El sufismo de Ibn Arabi
Porque, en este proceso de escucha y documentación, la TBA21-Academy ha encontrado otra tabla a la que aferrarse en el naufragio: el sufismo andalusí. Sofía Lemos, de hecho, concreta incluso un poco más y habla del sufismo de Ibn Arabi, el gran pensador místico de Al-Andalus, que describió la comunión entre hombre y Dios (una deidad que podría presentarse en cualquier forma) y que, entre otras cuestiones, trazó una descripción predarwinista de la continuidad de las especies, y protagonizó en la Córdoba de Al Andalus un interesante enfrentamiento dialéctico y filosófico entre sus creencias neoplatónicas y las creencias aristotélicas de Averroes.
Este corpus filosófico de hace casi mil años es una buena guía para este momento de caos climático, entienden desde TBA21. “La crisis climática es una crisis de imaginación. Hemos vivido durante muchos años en una cultura de consumo marcada por imaginarios extractivistas y por la lógica de mercado”, señala Sofía Lemos, que sitúa frente a ello la idea de la imaginación creadora del sufismo de Ibn Arabi, en la que la imaginación es un mundo intermedio entre lo espiritual y lo material.
Aplicado al contexto actual: “Se trata de generar posibilidades de cambio social. Para poder cambiar nuestras condiciones, tenemos que cambiar el entendimiento que tenemos de nuestra forma de vida y entendernos como algo más que un ”yo individual, moderno y blanco“; tenemos que vernos como una extensión del mundo”, explica Sofía Lemos, que toma prestado del periodista que firma este artículo un lema: “El pasado tiene mucho futuro”.
“Córdoba tiene todas las claves para pensar un futuro sostenible. La idea es ir todos juntos hacia atrás para pensar genealogías o trayectorias de pensamiento ecológico y vincular ese conocimiento con el pensamiento ecológico y los proyectos ecoespirituales que ya hay en marcha”, concluye la comisaria de TBA21 Academy, que, además, resalta que “la vida de Córdoba es interior, pero a la vez está marcada por un fervor cultural que es fascinante”.
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