Pedro Peinado: “Tengo algo de taxidermista”
El ilustrador y diseñador gráfico muestra su amor por los cronopios, Moebius y el barón Victor von Frankenstein
Pedro Peinado lleva casi 20 años trabajando como diseñador gráfico e ilustrador. Tras pasar por las galeras de la empresa privada y los medios de comunicación, logró besar las mieles del freelancismo -una variante del landismo sin camiseta de tirantes en la que tratan de sobrevivir miles de autónomos en España- y deja su sello en diversas publicaciones e iniciativas. Habitante de un rico mundo onírico, se entrega sin problemas a un cuestionario plagado de muertes egocéntricas, segundas vidas, insectos, fábulas de animales disecados, corsarios lisérgicos y legionarios hispanos.
PREGUNTA. Últimamente se han dado casos de personas que han muerto mientras se hacían un selfie. ¿Teme por su vida con esta entrevista?
RESPUESTA. No se preocupe, me haré la foto sentado en el estudio de mi casa... lejos de paisajes escabrosos.
P. ¿Cree en la reencarnación?
R. No soy de creer más allá de las personas pero sí tengo un lado fantástico y esotérico que cultivo para mi mismo y que después vuelco en mi obra. Si dejo volar ese lado, seguramente andaré por la octava o novena reencarnación. En la próxima me tocará, seguramente, algo que vuele... un avión de papel. ¿Valen objetos?... Me lo pido.
P. Si volviese a nacer y no fuese en forma de coleóptero o similar, ¿volvería a ser ilustrador?
R. Creo que en esta última reencarnación me tocaba ya... No tenía elección, pues ya de pequeño era un pintamonas. Esa suerte no la podía dejar escapar, aunque esté llena de sinsabores.
P. ¿Cuál es su insecto favorito?
R. El cronopio. No sé si está en la categoría de los insectos. Pero de los bichos que pululan a mi alrededor es mi favorito y se libra de cualquier manotazo.
P. ¿Un taxidermista es un dibujante radical?
R. Sí. Y tengo algo de taxidermista. Ando cortando y pegando a diestro y siniestro para componer de nuevo. Aunque quizás esté más cerca de ser el barón Victor von Frankenstein. También puedo llegar a la radicalidad en función de los temas que trate o de lo que me haya tocado los huevos.
P. ¿Sabe? A veces sus obras me recuerdan a los dibujos de animales de un libro que tuve de pequeño, Las fábulas de Esopo, de la editoral Susaeta, con ilustraciones de Mordillo. Y otras veces me recuerdan a viñetas de Moebius. ¿Cree que debo de dejar el peyote en el desayuno?
R. No sé, quizás debamos desayunar juntos y así comparte conmigo un poquito. Mordillo me gustaba por el colorido y el humor surrelista de su obra, pero no fue influencia para mí. En cambio, Moebius me resulta más familiar. Sus personajes y mundos imaginarios sí me han influenciado en algún momento. Donde sí me reconozco es en el cómic europeo y americano que se hacia en los sesenta, setenta y ochenta (Creepy, Zona 84, Metal Hurlant, Totem, Comix Internacional...) y en el imaginario de la Marvel de esa época. Podría citarte infinidad de autores. El cine también es una gran referencia para mi.
P. ¿Cree que se puede ilustrar bajo el efecto de los alucinógenos?
R. ¿Cómo cree que lo hago? jajajaja. Cada uno encuentra las musas donde puede, pero como regla general no creo que sea el método adecuado. Mi imaginario ya alucina sin necesidad de aditivos. Confío más en el esfuerzo... la dedicación... el bagaje que uno lleva.
P. ¿Qué prefiere, un caleidoscopio de flipar o un catalejo de pirata?
R. Un caleidolejo de un pirata flipado.
P. ¿Ha pensado en tatuar o tatuarse alguno de sus dibujos?
R. Tatuarme un dibujo mío creo... que nunca, me cansaría rápidamente. Sí me han pedido algunos dibujos para realizar tatuajes. Me gustan los tatuajes pero para mí es un territorio desconocido desde el punto de vista profesional.
P. Hágame un diseño rápido y en palabras para dos tatuajes que me quiero hacer con las leyendas “Amor de madre”, en el brazo izquierdo; y “¡Viva la Legión española!”, en el derecho.
R. Creo que sería mejor “Amo a mi mamá” y “A mí la legionella”.
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