El Cabildo restaura las cubiertas de dos brazos del crucero de la Mezquita-Catedral

El Cabildo Catedral de Córdoba ha comunicado este jueves la finalización de las obras de restauración de las cubiertas de los brazos norte y sur del crucero de la Mezquita-Catedral de Córdoba después de que se detectaran graves deficiencias en las mismas a finales de 2020. La construcción del crucero de la Catedral se desarrolla a lo largo de casi 100 años a partir de 1523, sucediéndose en su dirección como maestros mayores Hernán Ruiz I, Hernán Ruiz II y Juan de Ochoa. Las bóvedas gótico-mudéjares de los brazos norte y sur del mismo fueron iniciadas por Hernán Ruiz II en 1561, terminándose en 1563. El remate final de la construcción se produce a comienzos del siglo XVII.

Aunque el resultado de estos trabajos no son visibles para el visitante, son cruciales para el sostenimiento de parte del edificio, ha apuntado el deán-presidente del Cabildo Catedral, Joaquín Alberto Nieva García. En total, la restauración de ambas cubiertas se ha prolongado durante 21 meses: 11 se han destinado a las del brazo norte y diez, a las del sur. La han ejecutado el equipo de obrería y mantenimiento del Cabildo Catedral, con la participación de las empresas especializadas, bajo la dirección y coordinación de los arquitectos conservadores del edificio Gabriel Ruiz Cabrero, Gabriel Rebollo Puig y Sebastián Herrero Romero.

La redacción del proyecto de las obras se produjo cuando, a finales de 2020, en plena pandemia, el equipo de obrería mantenimiento del Cabildo constató que las cubiertas de ambos brazos estaban especialmente dañadas por el exceso de humedad, “afectando a la madera y comprometiendo la estabilidad del edificio”, ha apuntado el deán, por lo que “la necesidad de intervención era inmediata, así como poner fin a las causas que la provocaron”.

Las mismas, ha apuntado el arquitecto Gabriel Rebollo Puig, pueden ser “el movimiento de una teja o el daño que pueden hacer las palomas”, ocasionando con ello que el agua entre por las cubiertas y cale en la madera seca. Esto ha provocado el surgimiento de hongos xilófagos, que son aquellos que se alimentan de los componentes que estructuran la madera.

Una vez que comenzaron los trabajos, el equipo de obrería y mantenimiento del Cabildo Catedral comprobó que las partes más dañadas se encontraban en las zonas más profundas de las cubiertas, por lo que hubo que levantarlas en su totalidad para reparar los materiales afectados. Para esta reconstrucción, los profesionales han optado por maderas muy similares a las que ya había en las cubiertas “para seguir respetando el sistema constructivo que tiene el edificio”.

Sin embargo, otro problema lo localizaron en las limahoyas, donde se encontraban las maderas más deterioradas. En este caso, en lugar de usar madera de pino como en el resto de la cubierta, se ha colocado madera de iroko “porque es mucho más resistente a la humedad”, ha explicado Rebollo.

Del mismo modo, se ha aplicado un tratamiento antixilófagos a las maderas para protegerlas de posibles agentes biológicos de deterioro. Se ha prestado especial atención y cuidado en la impermeabilización bajo teja, colocándose láminas de plomo en los encuentros con los muros y entre los faldones, a fin de garantizar la estanqueidad requerida en caso de que la cobertura de teja fallase. Se han mejorado los accesos a las cubiertas y se ha posibilitado el registro de las mismas para favorecer su inspección periódica y mejorar su vigilancia y conservación preventiva.

En paralelo a las obras, el servicio de arqueología del Cabildo Catedral ha realizado el control arqueológico y documentación de las estructuras, resultando relevante la identificación de un sistema de cubiertas anterior al existente, que difería en la cota, más baja, y en la configuración, con una distribución en forma de pabellón de cuatro faldones.