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Mark, 'welcome home'

Mark Knopfler.

Juan José Fernández Palomo

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Querido señor Knopfler, caballero comendador del Imperio Británico y guitarrista: bienvenido a Córdoba.

Va usted a tocar de nuevo en la Plaza de Toros, ya lo hizo ¿recuerda? en el año 2010, en un día de verano demasiado caluroso para un escocés. Para un caballero del Imperio de Su Majestad Elizabeth, tocar en una plaza de toros debe ser tan exótico como si lo hiciera en un dohyo que, para los simples, aclararé que es un recinto para la práctica del sumo. También es redondo; pero no pueden entrar las mujeres porque su presencia impura puede contaminarlo. Cosas de los japos.

A su concierto en nuestra Plaza sí entrarán. No sé cuántas; pero entrarán y tararearán algunas de sus canciones. Yo, de hecho, tuve una novia a la que le gustaban mucho los Dire Straits y debo confesarle que yo acabé hasta las narices de los Dire Straits y de aquella novia y acabé cortando con ella y con el grupo.

Y eso que al principio me gustaban mucho, la novia recién estrenada y la banda, ésa que tocaba en la BBC y en garitos pequeños con tu hermano a la otra guitarra y atacando temazos de aire blusero y country eléctrico. Pero la cosa se nos fue de las manos y Dire Straits derivó en una formación megalómana que llenaba estadios y hacía introducciones y desarrollos pesadísimos.

En fin, que siendo sincero, diré que fueron los Dire Straits y mi novia los que me dejaron a mí y yo no hice nada por impedirlo.

Pero me acuerdo, y ambos me dejaron buenos recuerdos que, con el tiempo, rescato con emoción y deleite (nunca creí que tendría cojones de escribir la palabra “deleite”; pero la gente cambia).

Recuerdo, por cierto, aquel chiste de la película Full Monty en la que un personaje le dice a otro que, para no empalmarse durante el show de striptease que estaban ensayando, pensase en algo triste: “Por ejemplo en el disco en directo de Dire Straits”, le dijo.

Usted, que imagino tendrá humor británico, habrá perdonado esa colleja.

Sé que va a ofrecernos usted un buen concierto. Que ha firmado con su nombre discos con canciones fantásticas y bandas sonoras evocadoras. Supongo que rescatará alguna joya de la banda mítica que usted fundó a finales de los 70 y que estará rodeado de unos músicos cómplices y muy solventes que llevan tiempo on the road con usted.

Algunos de ellos acabaron grabando un disco de nuestro paisano Vicente Amigo después de que él les escuchara aquel día caluroso en la misma Plaza.

Iré al concierto, lo pasaremos bien y lo contaré por aquí. Y ya advierto a todo el que lea esto que voy sin pagar entrada, no sé ni cuánto valen, tal vez setenta y pico pavos o algo así, me da igual. Me han acreditado con un formulario que parecía que iba a entrar en el Pentágono. Habrá fotos también.

P.D: Por cierto, Mark, un par de cosas: aquí hay artesanos luthiers que hacen unas guitarras buenísimas. Así que a ver si compras alguna. Y recuerda que el recinto donde vas a tocar se llama Coso de los Califas, así que procura no decir Sultans of swing; no nos cambies el rango.

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