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Ana Lena Rivera: “La mujer que tenía la mala suerte de casarse mal, estaba condenada a cadena perpetua”

Ana Lena Rivera.

Juanjo Fernández

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Las herederas de la Singer (Editorial Grijalbo) es la tercera novela de Ana Lena Rivas (Oviedo, 1972). una ambiciosa novela-río que cuenta cien años de historia social de España a través de cuatro generaciones de mujeres: Aurora, Águeda, Ana y Alba. La máquina de coser Singer hilvana, nunca mejor dicho, la historia que comienza guardando un terrible secreto desde el primer momento. Por el libro desfilan personajes que son testigos de acontecimientos diversos, desde los sucesos previos a la guerra civil, como la propia contienda y la posguerra que fue especialmente dura en la cuenca minera asturiana, en la que conocemos las historia de las “carboneras”, mujeres mineras durante décadas absolutamente invisibilizadas

Abusos, redenciones, decepciones y también resistencia y solidaridad femenina en una novela intencionadamente desordenada, con saltos en el tiempo para que el lector siempre tenga juntas y presentes a las cuatro mujeres por quienes se vertebra la obra.

P. Hubo un tiempo en que en casi todas las casas había una máquina de coser…

R. En casi todas; si no era una Singer era una Alpha, una Sigma, la que fuera, pero había una máquina de coser porque hasta los años 60 las madres nos hacían la ropa a toda la familia, todavía no existía el prêt à porter, no había un Zara donde ir.

P. En tu novela nos cuentas 100 años de historia a través de cuatro mujeres de cuatro generaciones distintas.

R. Sí, la primera nace en 1922, que es la que recibe la Singer de segunda mano como regalo de bodas, entonces el regalo de bodas más cotizado, y gracias a la Singer, en la posguerra, ella se queda viuda, puede sacar a la familia adelante. Pero la máquina es algo más, es testigo de un suceso terrible que le sucede a ella y a su madre, un suceso que se convierte en inconfesable, porque de llegar a saberse, a ellas las fusilarían. Eso pesa sobre ellas, llevan esa carga durante toda la vida y va pasando a las distintas generaciones igual que pasa la Singer hasta que llega a la tercera generación, que nace en el año 68, lo que pasa es que la vida ya ha cambiado y se lleva la Singer como un adorno vintage para el salón.

Las máquinas de coser consiguieron, en una época en que la mujer estaba relegada a ser esposa y madre, que tuvieran una profesión que estaba bien vista: la de costurera, porque se hacía desde casa, en el hogar, que era el lugar de la mujer, y sacar unos ingresos extra. A través de la Singer se ve también cómo va evolucionando la sociedad española y el papel de la mujer, cómo vamos cambiando, desde aquella “minoría de edad” en la que dependían del marido para todo, no podían abrirse una cuenta bancaria, no podían disponer de su dinero aunque fuera una herencia… hasta la actualidad, porque la novela termina a principios de 2022.

P. Ellas son mujeres muy duras, no sé si por su origen asturiano…

R. Bueno, la asturiana es que una sociedad muy matriarcal.

P. Pero es que, además, las marcan las circunstancias.

R. A cada una la marca lo que les toca vivir: la primera generación vive una guerra y una posguerra; viven en la cuenca minera, que es un entorno muy duro, además le toca bajar a la mina con dieciséis años…

P. Las mujeres mineras que eran mujeres invisibles ¿no? ¿Había muchas?

R. había bastantes en el exterior y en el interior se supone que no había, lo que pasa es que estalla la guerra civil y los hombres tienen que se irse al frente y se necesita más carbón que nunca porque había que mantener también una industria militar y alguien tiene que bajar a sacar el carbón. De hecho, hace poco que en los museos mineros de Asturias aparecen fotos de las “carboneras”, antes no había, las apartaban.

P. ¿Fue especialmente dura la represión en la cuenca minera?

R. Fue terrible. Sadismo puro. Siguió habiendo torturas hasta el año 1962, cuando un grupo de intelectuales encabezados por Vicente Aleixandre incluso le mandaron una carta a Fraga, que ya era ministro, para pedir el fin de las torturas en la cuenca minera.

P. Las mujeres de la novela son muy fuertes, cada una con las circunstancias que les tocó vivir, sin embargo los personajes masculinos o son muy crueles o algo pánfilos ¿no?

R. Alguno sí que es terrible, el padre de la primera generación, que bueno, también le tocó lo suyo; pero los otros no. La segunda y tercera generación se casan con hombres buenos, uno algo pánfilo puede ser; pero el de la tercera es un empresario, ella se casa porque él es una especie de príncipe azul, no está enamorada en verdad. Pero es que es imposible hacer una historia de mujeres sin que haya hombres, maridos, hijos… Hay personajes masculinos chulos en la novela aunque también algún malo, claro.

P. Hay una frase brutal: “no tengas vergüenza, que todos los maridos pegan”.

R. Ah, sí, sí. Esa frase es real. Todo el libro, todo lo que ocurre en la novela está basado en historias reales. Eran las historias que yo escuchaba en el taller de mi tía, que era costurera y tenía aprendices y mi madre iba a coser ahí y también iban a coser las vecinas porque había “charleta” y estaba aquello más animado. Y, claro, allí se ponían hablar de sus vidas, de la posguerra, de los años sesenta… y de ahí parte toda la historia, también de lo que contaban mi padre y mis tíos sobre las minas, luego el viaje a París y hasta el Palmar de Troya, porque la abuela de mi marido se hizo palmariana en los años setenta.

P. Reconozco que me ha sorprendido la aparición del Palmar de Troya…

R. Pues sí. Aparte de las historias que escuchaba he tenido que documentar mucho sobre eso. Y esa frase que tú me dices se la escuchaba contar a mi madre, parece ser que era una vecina de mi abuela a la que el marido maltrataba y cuando mi abuela le decía que no aguantara eso, pues ella decía algo así: “buah, todos los hombres pegan, lo que pasa es que vosotras no lo decís”. Y claro lo piensas ahora y es que aquella mujer no tenía ninguna salida. A la que tenía la mala suerte de casar mal estaba condenada a cadena perpetua. Así que supongo que la pobre mujer, la única forma que tenía de poder sobrevivir a la situación que le había tocado era pensar que no era la única y que las otras simplemente callaban.

P. Utilizas saltos temporales ¿Es para que veamos juntas siempre a esas cuatro mujeres?

R. Claro. Como son cuatro protagonistas, la única forma de presentarlas era con esos saltos de tiempo; porque si no, la última, que nace en el año 95 aparecería solo al final del todo, y eso no tendría sentido ni gracia. También quería ubicar al lector no solo poniendo el nombre de la protagonista y el año al principio de cada escena, sino con hechos que iban sucediendo como cuando el vídeo cambia del Beta al VHS, o las campanadas de fin de año, o Kiko Ledgar y Maira en el Un, dos tres o Estrellita Castro sonando en la radio o el asesinato de John Lennon… porque así el lector se va ubicando en la época. Además todo es real, si encienden la tele y aparece el Teniente Colombo es que es así.

P. ¿Tus próximos proyectos seguirán el estilo que has encontrado con esta novela?

R. Lo que pida la historia; pero no, no habrá esos saltos temporales, algún flashback tal vez. Estoy empezando ahora una novela y será también una historia de mujeres y recorrerá el siglo XX desde antes de la guerra civil.

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