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Andrés Calamaro y su alta fidelidad

Concierto de Andrés Calamaro

Juanjo Fernández

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La gira de Andrelo, que lleva el nombre de Agenda 1999, está llevando a Andrés Calamaro por unas diez plazas españolas antes de un descanso y retomarla al otro lado del charco en agosto con conciertos ya cerrados en Argentina y Chile, de momento.

La pista nos la da el propio nombre de la gira, con él quiere decir que está celebrando el vigésimo quinto aniversario de su monumental disco Honestidad Brutal, una de las cumbres del rock en español de todos los tiempos. De hecho, en un momento dado del concierto en Córdoba, el propio Calamaro lo confiesa: “Estamos celebrando, sottovoce, la salida de ese álbum” y añade, con retranca y puntito de ego de estrella,  “cuando se unió el prestigio y el éxito”. La verdad es que lleva razón.

Por eso, el repertorio estuvo compuesto casi exclusivamente por inmensos himnos incluidos en ese disco doble que cumple ahora un cuarto de siglo. Comenzó con No va más a ritmo de blues canónico y le siguieron Eclipsado, El día de la mujer mundial, Una bomba, Las heridas, Te quiero igual, Los aviones… Y el millar de fieles ya levantados de sus asientos desde que sonó Cuando te conocí hasta el final.

Se pudo ver alguna remera de la selección argentina cuando sonó No tan Buenos Aires unida a Clonazepan y circo y algunas del Córdoba CF que a esa hora empataba con el Barça Athletic en los móviles de los asistentes.

Calamaro, después de la tercera canción, saludó por primera vez a la concurrencia recordando a Vicente Amigo y “feliz por estar en la tierra de Manolete, leyenda cultural”, según dijo el argentino.

Siguiendo símiles de vocabulario taurino al que el rockero es tan aficionado, podríamos decir que Calamaro apenas convocó a un tercio de “los tendidos” de esta plaza (el aforo oficial del Teatro de la Axerquía es de 3.500 localidades), que hubo “mucho cemento” y que el diestro “pinchó” a pesar de hacer una faena más que digna arropado por su excelente cuadrilla formada por Germán Wiedemer, Julián Kanevsky, Mariano Domínguez, Brian Figueroa y Andrés Litnin.

Y es que fuentes del backstage, a las que tuvo acceso este periódico, respiraban cierto malestar con la organización porque el equipo de la gira no tenía noticias, por ejemplo, de la celebración de la Noche Blanca del Flamenco el día anterior, cuando las fechas de eventos así se cierran, o se deben cerrar, con meses de antelación y teniendo en cuenta esos factores, según afirmaron.

Así y todo, los que lo hicieron bien fueron Andrés Calamaro con su banda y el millar de espectadores reunidos en La Axerquía; es decir, los emisores y los fieles receptores de una veintena de temas imbatibles que forman parte de la memoria del mejor rock compuesto y escrito en español.

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