Libros desde Córdoba en el año aquel tan malo
La puñetera pandemia del Covid-19 nos robó la Primavera de Feria del Libro pero, con mucho esfuerzo y voluntad, nos dejó celebrar un viaje interior en otoño con otra celebración de Cosmopoética.
Mientras, nuestras librerías abrían y cerraban como si alguien dudase de que fueran “servicios esenciales” y el gremio se asoció en la plataforma todostuslibros.com para darse visibilidad frente al comercio global que quería “ponerse las botas” en este río revuelto.
Respondieron las editoriales cordobesas y los autores cercanos con libros para todos los gustos, de todos los géneros y para todos los públicos. Repasamos aquí algunos de ellos.
Almuzara
La serie “Tapa Negra”, de la editorial Almuzara nos dejó “Pecados Veniales”, la segunda novela de José Sánchez Vázquez, un thriller trepidante que nos hace reflexionar sobre los pelotazos urbanísticos, la educación concertada o los abusos de poder. La novela negra es terreno abonado para hacer radiografías sociales y eso nos pone delante Salvador Gutiérrez Solís en “El Lenguaje de las Mareas”, también en la misma editorial, una auténtica novela-muñeca rusa donde, mientras se resuelve un caso de dos chicas desaparecidas, se pone el dedo en llagas como las redes sociales y su mal uso, la violencia de género, la corrupción o el papel espurio de los medios de comunicación –o de algunos de ellos-. Todo eso con la presencia de Carmen Puerto, la inspectora disfuncional que ha creado Gutiérrez Solís y que ha llegado para quedarse y a la que le esperamos nuevas peripecias en los próximos meses.
Cántico
La Editorial Cántico nos ha dejado obras como el último poemario de Salvadora Drôme, “Cómo decir deseo”, las reflexiones antes de ponerse frente a una pantalla o un folio en blanco como las del creador, poeta, profesor y gestor cultural Juan Antonio Bernier con su delicioso “Breves erizos verdes” o el extrañamente premonitorio título del periodista y poeta Roberto Loya: “Besos prohibidos en ciudades chinas” editado justo antes del confinamiento que ha protagonizado nuestro año. El propio Loya debe seguir preguntándose si él es culpable de esto. El libro es tan magnífico como necesario para entendernos.
Utopía
“Vivo como hablo” es el testamento político de Julio Anguita que también nos dejó este año. Editado por Utopía Libros, es una recopilación de sus últimos escritos, artículos, manifiestos y conferencias. Su título no deja lugar a equívocos, es un canto a la coherencia del político y personaje público que ha convocado a gentes de distintas opiniones para confluir en la irrepetible personalidad del que fuera primer alcalde de Córdoba tras la dictadura.
Utopía Libros ha mantenido durante este año su línea de edición comprometida y nos ha dejado, entre otros, títulos como la reflexión flamenca de Antonio Manuel en “Daño”, novelas históricas muy documentadas como “Ab del Rahman al Dhali. El Príncipe emigrado”, de Daniel Valdivieso o trabajos emanados desde el Foro de la Memoria de Córdoba como “Campesinos sin tierra”, que firman Luis Naranjo y Manuel Moral.
En otro orden de cosas, el año también nos ha dejado la voz serena y asentada de un poeta como Antonio Luis Ginés, que ha publicado su poemario “Antonov” en Bartleby Editores o el ensayo lexicográfico “Almáciga”, en GeoPlaneta, donde la poeta, ensayista y veterinaria de campo, María Sánchez ha compilado palabras de los medios rurales donde trabaja. Vocablos que se perderían si los dejamos “en barbecho” y que nos ayudan a entender el campo, quien lo habita y quien lo trabaja. Una obra necesaria que nos conecta con nuestras raíces.
Y la poeta y editora Elena Medel se ha desabrochado con su primera novela, bendecida desde la editorial Anagrama: “Las Maravillas”, una narración que cuenta la vida de dos mujeres de dos generaciones diferentes, emigradas, que se buscan la vida. Una obra sobre el dinero y su falta, sobre las crisis cíclicas, sobre el desclasamiento social. Absolutamente conmovedora, escrita desde la tensión y el pulso firme de Medel.
El “fértil llano” del que hablaba don Luis de Góngora sigue dando fruto a pesar del yermo año que hemos vivido. Se agradece.
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