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Josemi Carmona y su guitarra de las emociones

Josemi Carmona, frente al Teatro Góngora | TONI BLANCO

Manuel J. Albert

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El miembro de Ketama imparte la primera clase de los Cursos del Festival

Tradicionalmente, la guitarra flamenca, nunca se ha comunicado de manera escrita en un pentagrama. El solfeo era para otras músicas. El duende se transmitía bailando, cantando y tocando. Y por supuesto, hablando. Por la palabra y la experiencia, los maestros enseñaban a los pupilos. Pero eran éstos los que tocando, tocando y sin dejar de tocar, terminaban dominando el instrumento de las seis cuerdas. En Córdoba, el Festival de la Guitarra se vale también de la conversación y el toque para, en sus cursos y talleres, impartir el conocimiento de los maestros. Estas clases han comenzado este lunes con Josemi Carmona, integrante de Ketama, en el Teatro Góngora.

“Los objetivos que me planteo, más que académicos -porque yo no tengo una formación estructurada- es transmitirles a los alumnos mi manera de ver la música y animarles a ser ellos mismos”, señala en un descanso de la clase. “He empezado diciéndoles que nadie es mejor que nadie en la música. Hay quien tiene una cosa y quien tiene otra”, prosigue.

Nadie es mejor que nadie. Pero todos tienen un pasado. Y el de los Carmona es excelso en la historia del flamenco. “Yo empecé con mi familia y la verdad es que mi manera de tocar es muy intuitiva”, explica el músico y maestro. “Eso es lo que intento aportarles: que lo importante en la música es ponerle corazón, divertirte haciéndola y que lo que se aprenda no sirva para hacer meras copias, sino que siempre se le dé uno su puntito, un cambio”, prosigue.

El nivel de los alumnos es bastante alto, reconoce Carmona. “Hay muchas ganas de escuchar. Y no solo de escuchar la propia música sino de hablar sobre la misma. Eso es muy importante, porque hablando se pueden quitar de encima miedos y tabúes, borrar esa vocecita que te dice que no puedes hacer determinadas cosas”, insiste antes de repetir que “todos valemos para todo”. Tampoco cree Carmona que exista un sistema cerrado para tocar. “¿Cómo hay que colocar las manos para tocar? Cada uno que se busque su manera para soltar su sentimiento. La guitarra es un instrumento para contar a través de ella tus emociones y eso es lo que quiero que entiendan los alumnos”.

Josemi Carmona está satisfecho de que el flamenco vaya instalándose en las aulas. “Porque debe haber una formación, un sistema para que se perpetúe en la historia, en la formación y en la información sobre los antiguos. Para que no se pierda”, continúa. En ese sentido, Carmona lamenta que “todavía no haya un sistema en el que los guitarristas que no tengan formación musical escrita puedan impartir”. “El flamenco siempre se ha transmitido de manera oral. Y eso crea un vacío, porque hay muchos artistas muy buenos que no pueden dar clase, a pesar de que llevan 30 o 40 años tocando con los mejores”.

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