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ENTREVISTA
Guerrita: “La realidad está superando a la ciencia ficción”

El rapero cordobés Guerrita.

Juan Velasco

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Si el disco Metrópoli, que salió el pasado viernes firmado por Guerrita y Ciclo, estuviera más cerca de ser un producto de mercado que una obra de arte, llevaría una pegatina con algunos de los comentarios elogiosos que han hecho del mismo algunos de los nombres más potentes de la escena rap española a lo largo del pasado fin de semana, empezando por la bendición pública de Kase O.

“De momento la mayoría de los feedbacks buenos no son sólo de los colegas y todo es bonito”, se ríe Guerrita mientras su voz rebota a través del altavoz manos libres. Está en el estudio de Ciclo. Los dos están en Málaga, la provincia donde viven desde hace años. Guerrita, Rafael Guerra, es profesor de Primaria y rapero de los que saca un disco cada cinco años. Ciclo, Javier Calero, es algo más prolífico. Trabaja como ingeniero y técnico de sonido y además es el director general de Ruanda Records, uno de los sellos más potentes de Andalucía y España en lo que a música hip hop se refiere.

Ahora, estos dos artistas cordobeses, que comenzaron a trabajar juntos allá por el 2006, cuando el rapero sacó Equilibrio, su primer trabajo, acaban de publicar Metrópoli, su disco más redondo hasta la fecha y uno de los álbumes más potentes que se han publicado en España en lo que llevamos de año. Un disco con una paleta sonora brutal sobre la que rapea un Guerrita más afinado que nunca. Los dos responden a las preguntas de Cordópolis, una calurosa tarde abril, empezando por quién lleva la voz cantante.

La mayoría de raperos envejecen bastante mal

Guerrita

PREGUNTA. Escuchando el disco me venía a la cabeza todo el rato la idea: “Me gustas más que un rapero viejo”

RESPUESTA. Es que cuando uno tiene una cierta madurez, te piensas dos veces las frases. Y cuesta mucho trabajo mantener un discurso en el rap y que estés contento con lo que haces y te represente. Pero yo, al contrario que tú, creo que la mayoría de raperos envejecen bastante mal. Y los poquitos que lo hacen bien, hay pocos que asomen la cabeza de la generación de más de 40 años. Qué sé yo, un Tote, el Elfo (Elphomega), Zatu, Kase O todavía están ahí… Pero cuesta mantener tu discurso.

P. Sí, pero cuando aparece uno, el estilo está pulidísimo. En este disco, además, la comunión de tus barras con las bases de Ciclo es total.

R. Ha costado trabajo porque nosotros no tenemos una continuidad aunque nos veamos mucho. Y, pandemia mediante, a mí me ha pillado el virus flamenco. Y cuando saqué Loto y Papiro me empecé a obcecar con la guitarra y dejé el rap un poco olvidado. Fue con la pandemia con la que me dije: ahora tengo tiempo para todo. Y a partir de ahí todo ha ido fluyendo, pero la mayoría del disco se ha hecho en los últimos cinco meses, cuando uno pisa el acelerador. Y sí he visto cambio, ya no sólo en cuanto a letras, sino en la tonalidad de los temas, en cómo pillar los ritmos, en darle un dramatismo interpretativo. Es que nos pusimos a escuchar Loto y Papiro, que han pasado cinco años, y dijimos: Hostia, pues sí que hay un cambio. 

P. Hablas de un disco que es distópico, aunque hablas desde el presente, como si la distopía ya estuviera aquí. 

R. Sí, cuando fuimos uniendo unos pocos cabos, me di cuenta de que en la mayoría de los temas había una crítica. A mí me gusta mucho el género distópico dentro de la ciencia ficción. Y es verdad que luego te das cuenta que estamos en una era que, en muchos aspectos, ha superado los famosos libros distópicos, 1984 y Un mundo feliz, y te das cuenta de que la realidad está superando a la ciencia ficción. En el disco hay mucha referencia a esa falta de empatía, a esa adicción a la tecnología, a esa búsqueda del feedback desde la distancia, a toda esa separación que hay y esa filosofía del ser feliz todos los días, el coaching y el positivismo falso. Hay muchas cosas de libros, de series como Black Mirror, o Phillip K. Dick, y empecé a encauzar el disco bajo este concepto. De ahí el título de Metrópoli, que hace referencia a la película que abre el género de la ciencia ficción. 

P. El disco tiene una carga filosófica clara. Yo tengo la idea de que la distopía está de moda y ha acabado venciendo a la utopía, y yo lo veo casi como un triunfo del turbocapitalismo. 

R. Vivimos en la época del todo pintado de rosa, de alejarse de cualquier cosa que sea negativa. Hay como un intento de enmascarar de felicidad todo, como si la tristeza o pasar un mal rato fuera algo contraproducente en tu vida. Y yo eso lo veo mucho en los chavales jóvenes, que cada vez crecen más los casos de depresión temprana.

P. Eso lo he percibido, yo en este disco es en el que más he sentido al Guerra profesor.

R. Sí, pero tío intento alejarlo. No me gusta el papel de rapero pedagogo. No me gusta nada. Intento decir las cosas de otra forma, porque no me gusta esa visión. Pero bueno, hay cosas que están ahí que son mi visión y salen de dentro. Y es verdad que soy profesor y trato con chavales, aunque por su edad son más jóvenes, tienen entre 6 y 12 años, pero se ve. Es que se ve ya. 

P. Una frase que me gusta mucho es una que dice algo así como “Nada de lo que hago por amor me da billetes”. 

R. Es difícil que nuestro discurso empatice con chavales de 16, 17 o 18 años, que es buena parte de la audiencia más entusiasta que tiene el rap. Pero bueno, esos chavales crecerán y el disco seguirá estando ahí. Seguirá siendo un discurso que no es para las masas, pero que seguro que representará a quien empatice con nosotros. Y yo creo que es positivo que haya diversidad de estilos. Está guay que haya tantos caminos y que hoy haya chavales que no tienen tapujos para mezclar unas cosas con otras. 

P. Otra cosa que ha cambiado en estos años es el auge de lo andaluz, que está hoy presente en casi todas las músicas. También en Metrópoli, donde hay referencias al acento, a Enrique Morente a Gaspar de Utrera… 

R. Hombre el andalucismo está de moda otra vez. No sé si es a partir del efecto Rosalía, o lo que empezó Dellafuente, el Maka… Creo que se ha puesto otra vez de moda fusionar rap y otros estilos de música con el flamenco. Y luego ya cada uno elige el enfoque que le da. Yo es que le tengo mucho respeto porque soy un aficionado al flamenco y no mezclo esa vertiente con el rap. Me pego mis guiños porque me sale de manera natural. Pero sí es verdad que el flamenco está otra vez fusionándose mucho con todo tipo de música. Y, mientras se haga con buen gusto, pues estupendo.

No me gusta el papel de rapero pedagogo

Guerrita

P. ¿Pero la peña quiere ser andaluza o no?

R. (Se ríe) En el single digo: “Ahora quieren tener jondura y nacer en el sur”. Sí, es verdad que ahora se ve mucho eso. 

P. ¿En ese tema el sample del final es de un flamenco, además no?

R. Sí, es El Cabrero es que es un filósofo bueno. Es que eso es lo que tienen los flamencos, que te hablan de una filosofía de pueblo y luego escuchas sus letras y… Para mí, que la música es transmisión, el flamenco es muy potente. Cuando los flamencos dicen las cosas tan claras y sin adornos, lo pillas y te llega directo al corazón. Ese poder de transmisión que tiene el flamenco para mí lo tienen muy pocas músicas del mundo. 

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