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El reverso tenebroso de Cañuelo y la cara luminosa de la fuerza ciudadana

Cine Fuenseca
26 de abril de 2025 20:34 h

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Siempre es emocionante que la ciudadanía activa de Córdoba esté a la altura moral de las circunstancias. Y más aún cuando estas son culturales, medioambientales, patrimoniales y de salvaguarda de la memoria colectiva. Me recuerda al machadiano complementario que va siempre con la ciudad y que es justo su contrario. Oxígeno para el ánimo de sus habitantes. Porque no todo va a ser poder y desencanto.

Esta altura moral patrimonial ocurrió hace años con la destrucción de la Casa de Cristal en Judá Leví; con la paralización del proyecto del rascacielos llamado el Ojo del Califa en la Victoria; con el reloj de Cajasur o con el traslado de una escultura de la plaza de las Doblas. Episodios que no les deben sonar de nada a los cordobeses de la Generación Z, pero que ocurrieron gracias a una ciudadanía comprometida con un modelo de ciudad y de vida. Ese gran capital colectivo que también posee esta ciudad.

El lado luminoso de la fuerza. 

Esta semana, algo de aquel espíritu ha vuelto a despertar en la ciudad tras lo ocurrido el martes en el Consejo de Distrito Centro. Allí se manifestó el rechazo unánime de todas las asociaciones ciudadanas de la zona al despropósito de hacer aparcamientos bajo los cines de verano históricos, Delicias y Fuenseca. Unos huertos culturales que brillan en nuestra espléndida Axerquía. 

Tamaño intento de pelotazo urbanístico, tan extemporáneo, antiecológico, ultraliberal, destructivo y de terrible gusto significa, para colmo, ir en contra de la idea por la que veló y luchó ese empresario de bien llamado Martín Cañuelo. Todo un caballero Jedi. Alguien que programó en los cines estivales durante varias décadas, quien restauró la casa del Fuenseca, donde quiso construir un teatro y un museo en la nave que hay tras su pantalla. Un empresario que jamás confundió el valor de sus cines con su precio.

De este modo, el proyecto de parking bajo los cines de verano emerge como el reverso tenebroso de Cañuelo. Significa devolvernos a un modelo sandokaniano de ciudad que los cines no merecen. Un desfase en toda regla. Confiemos en que si el empresario y exconcejal no lo consiguió, sus herederos materiales tampoco triunfarán en este empeño.

Es importante recordar siempre que Córdoba alberga los únicos cines de verano históricos en funcionamiento que quedan en España. Uno de ellos es de los más antiguos, el Coliseo de San Andrés, de época republicana, aunque lejos del riesgo de destrucción por parking al tener un dueño distinto a los herederos y al rentista de Cañuelo.

Martín Cañuelo fue un empresario que jamás confundió el valor de sus cines con su precio

Por eso sigue sin entrar en la cabeza de muchos que este alcalde y su gobierno municipal sean incapaces e insensibles ante el valor que posee objetivamente este patrimonio. Que estén tan reacios a hacerse con los cines sin respetar el bien común. ¿Por qué, sin embargo, sí compraron Caballerizas Reales para otorgarle la gestión a una asociación caballista por un precio cinco veces mayor que el de venta de los cines Fuenseca, Delicias y Olimpia juntos, y la misma operación no es válida para estos espacios? ¿Por qué los caballos sí, pero el cine no?

Y aunque solo sea por el cálculo electoral, ¿merece la pena enterrar los populares cines en parkings que llenen de coches el casco histórico, con una amplia ciudadanía enfrente y en contra a un par de años de las elecciones municipales?

En cuanto a  la dimensión empresarial de la gestión de los cines, conviene aclarar algo fundamental: desde que Cañuelo abandonó este mundo ha calado el lamento de que los cines de verano son deficitarios. Y esto no es verdad. O, mejor dicho, depende del parámetro con el que se mida. En términos meramente mercantilistas es cierto que los cines no dan beneficios, sin embargo, somos muchos los que no consideramos deficitarias empresas como Esplendor Cinemas, de la que vivían decenas de familias durante la temporada, que pagaba a proveedores y mantenía restaurados y cuidados los cines. Mantener la actividad de una empresa ya es una heroicidad, aunque no haya beneficios más allá de cubrir gastos y deudas. Martín fue un empresario singular, admirable y enamorado de su oficio, que nunca vivió bajo un puente porque podía vivir dignamente de un negocio guiado por el amor al arte. Sobrevivió, como tantos empresarios en Córdoba.

¿Y cuál fue su secreto? Pues el mismo que el del exhibidor que gestionó el Coliseo el último verano y que todo indica que repetirá esta temporada: profesionalidad y conocimiento del sector. Si un exhibidor de los cines de verano sabe negociar porcentajes con las distribuidoras de las películas, ha visto y leído sobre cine en su vida y tiene olfato para detectar cómo respira el público, le irá bien. No se forrará en euros, pero sí en películas y en cuidado para el casco histórico. Y si no, ¿cómo es posible que haya aumentado el número de pantallas de cine en Córdoba desde la pandemia?

Aunque solo sea por el cálculo electoral ¿merece la pena enterrar los populares cines en parkings que llenen de coches el casco histórico, con una amplia ciudadanía enfrente y en contra a un par de años de las elecciones municipales?

Es por esto que una solución de sentido común al problema de los cines es la compra municipal y la protección de Bien de Interés Cultural (BIC) para los cuatro cines del casco histórico, como es bien sabido y demandado, para así evitar riesgos indeseados. Y, en opinión de esta escribidora, esto debe unirse a la gestión profesional de un exhibidor de cine. A este gobierno municipal se le llena la boca con el concepto público-privado, un modelo que existe en instalaciones deportivas de la ciudad del que miles de cordobeses se benefician. De nuevo, ¿por qué en el deporte y los caballos sí, pero en la cultura no?

Me viene a la mente, por ejemplo, la exhibidora y distribuidora MK2, que gestiona el Tablero programando estrenos, óperas, documentales, sesiones secretas, cineforums, cine clásico… Un afrancesamiento que le ha sentado de maravilla a la cinefilia cordobesa. Sería un sueño una gestión así para nuestros cines veraniegos y creo que sería bastante más operativa, seamos sinceros, que una gestión pública del IMAE o de la Filmoteca. La fórmula de espacios públicos sin gestión institucional bien vale una pensada.

Y algo más antes de concluir. Bajo los cines del casco duerme la historia de la ciudad, digan lo que digan algunos arqueólogos más comprometidos con el futuro que con el pasado. En la zona del Delicias existe la hipótesis arqueológica de encontrar parte de la Vía Augusta, y el Fuenseca se halla en la que fue en una de las mayores collaciones (barrios) medievales de la ciudad. Dudo mucho que no existan tesoros arqueológicos bajo el tesoro vegetal de estos espacios.

Podríamos volver a repetir la historia de destruir algo único para construir un parking similar al de todas partes o repetir la historia de frenar el desastre. Por tanto, que la fuerza nos acompañe, ciudadanía.

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