¿Por qué voy al concierto de Bob?
El autor de este artículo nos abre su corazón para confesarnos las razones últimas por las que sus pasos le llevarán esta noche a encontrarse con el mito en el Teatro de La Axerquía |
¿Que por qué voy al concierto de Dylan en La Axerquía? Porque me da la gana. Esto acabaría aquí; pero seré un poco más prolijo.
Voy porque es un acto litúrgico y, gracias a las diferentes liturgias, las cosas se perpetúan (fíjense en el Vaticano, en la Mafia o en la fundación FAES para entender esto).
Voy por respeto. Porque este señor de Minnesota tiene 74 años, la misma edad que tu padre y, como nos recordaba el Gran Vilas –uno de los mejores hombres posibles que habitan la Tierra- la misma edad que tendría Joselito. Porque el respeto mantiene un cierto orden en el mundo, organiza un poco el caos.
Voy porque no me importa lo que cante y cómo lo cante, si le da por revisar a Sinatra me parece bien, si se esconde tras un teclado, me parece estupendo, si sopla la armónica, cojonudo, que no, pues también. Que hace una versión de Woody Gutrhie, maravilloso, que le da por darnos una lección de música cajún, aquí está el tío.
Voy por la Avenida de Vallellano camino del concierto y en mi cabeza resuenan versos y acordes de Desde mi atalaya, Sara, Hurricane, Like a Rolling Stone, Knocking at heaven´s door… que las toca, vale; que no, me da igual, me las sé.
Voy porque un día me desperté junto a una mujer y tarareé To make you fell my love antes de preparar el desayuno.
Voy para contarlo.
Voy, en definitiva, porque él quiere que vaya. Y yo no voy a fallarle a Bob. Eso sería de todo punto imperdonable. Y no me dejaría vivir en paz.
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