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Los cimientos de la Sinagoga cuentan su historia

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Manuel J. Albert

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Los trabajos de recuperación del templo permiten identificar la casa de quien pudo sufragar su construcción y descubren, además, un desconocido lienzo de muralla romana

La Sinagoga de Córdoba es un doble tesoro. No solo por haber sobrevivido -cientos de años después de la expulsión de los judíos españoles- sino porque, de manera increíble, preservó la inscripción fundacional. Un sueño para todos los investigadores. “Santuario en miniatura y morada del Testimonio que terminó Ishap Moheb, hijo del señor Efrein Wadowa el año setenta y cinco”, reza la placa indicando el año 5075 del calendario judío, 1315 según el cristiano. No sabemos quién fue el señor Ishap Moheb, hijo del señor Efrein Wadowa, pero la restauración del templo y la excavación del solar adyacente, que ha descubierto una casa del siglo XIII, hace pensar a los arqueólogos que tal vez se trate de la casa familiar del exégeta que financió la construcción del templo. “Pensamos que ambas parcelas, la de la Sinagoga y la de la parcela contigua formaron parte de la misma propiedad. Y los trabajos que hemos hecho en el solar nos indican que pudo haber una casa del siglo XIII. Tal vez el exégeta donó parte de su terreno para construir el templo. Por tanto, esa casa sería la suya”, explica Maudilio Moreno, encargado de los trabajos arqueológicos durante las obras de recuperación de la Sinagoga.

Las catas que ha realizado Moreno y su equipo han deparado nuevas sorpresas. A dos metros bajo el suelo no se ha hallado el sótano que se sospechaba, sino una inesperada línea de enormes sillares sobre base de mortero que no puede pertenecer a otra estructura que la muralla romana. “Pensábamos que el lienzo que tenemos en la calle Cairuán de muralla árabe coincidía con el perímetro de la muralla romana, pero hemos visto que no es así. Probablemente los musulmanes desplazaron la muralla cuando construyeron el alcázar califal”, explica Maudilio Moreno refiriéndose al castillo amurallado ubicado, aproximadamente, donde hoy está el Alcázar de los Reyes Cristianos y que ocupaba un área mucho mayor.

El barrio judío, la Judería, se encontraba cerca de ese alcázar, próximo al área de poder de la ciudad. Y allí seguía en el siglo XIV cuando los reyes cristianos ocupaban el recinto. En aquel entonces, la comunidad sefardita, todavía floreciente, se sintió lo suficientemente segura como para levantar un templo que, en palabras de el arquitecto Arturo Ramírez, director de las obras de recuperación, “es una verdadera joya arquitectónica porque es un reflejo del arte nazarí de Granada en Córdoba. Y eso se ve en sus yeserías que son de una exquisitez increíble”, señala. Pero no solo en el artesonado, sino en la propia estructura del inmueble, que recuerda a los espacios de poder que los reyes granadinos construían en sus palacios. “Las cubas nazaríes, los espacios regios con cubiertas abovedadas son muy parecidos a la propia estructura de la Sinagoga”, señala.

Pero el sabor nazarí de la Sinagoga se respira, más evidentemente, en sus yeserías. La actuación sobre ellas ha sido dirigida por la restauradora Anabel Barrena, responsable de la empresa encargada de los trabajos, incluye la consolidación puntual en los muros norte y oeste de la sala de oración, la consolidación del basamento de piedra y la limpieza general de los yesos.

La delegada del Gobierno, Isabel Ambrosio, junto a la delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte, Manuela Gómez, ha visitado las obras de restauración y mejora de la Sinagoga de Córdoba en las que se han invertido 250.000 euros. Isabel Ambrosio ha señalado que es un día histórico para Córdoba porque “recuperamos en todo su esplendor un espacio monumental único y que para la Junta de Andalucía, administración de la que depende la titularidad del edificio, supone una satisfacción inmensa comprobar cómo hemos podido devolver en un corto espacio de tiempo a la ciudadanía en las mejores condiciones un magnífico edificio de nuestro patrimonio, el segundo más visitado de nuestra capital, tras la Mezquita-Catedral”. El Gobierno de la Junta de Andalucía decidió acometer los trabajos de restauración para devolver a este enclave todo su esplendor, teniendo en cuenta además que fue declarado monumento en 1885, tiene la consideración de Bien de Interés Cultural y se encuentra incluido en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz.

Por su parte la delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte, Manuela Gómez, ha informado de que, una vez identificados los restos arqueológicos en el contexto de la Sinagoga, el objetivo será proseguir la investigación arqueológica para su exposición y visita, realizando las actuaciones de conservación de los mismos y su protección contra el agua de lluvia con la cubrición parcial, así como las actuaciones complementarias museales. Este espacio tendrá la función de antesala de la Sinagoga donde se instalará un punto de información del edificio, entorno de la judería y donde los visitantes pueden contar con aseos y espacio de descanso.

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