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La pesadilla de las arcillas expansivas se reproduce en la Autovía de Córdoba a Málaga

Colocación de geomalla en la rehabilitación del firme en la A-45, en la provincia de Córdoba.

Alfonso Alba

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Una de las mayores pesadillas para los ingenieros de grandes infraestructuras no son las montañas o el cruce de grandes ríos, sino el terreno. Y Córdoba tiene uno de esos suelos que provocan auténticos quebraderos de cabeza, especialmente en la zona de la Campiña: las temidas arcillas expansivas.

El suelo de la Campiña de Córdoba es rico y fértil gracias principalmente a su característica arcillosa. Pero temido por sus grandes cambios, entre lo húmedo y lo seco, que puede provocar graves problemas en las infraestructuras que acoge en su superficie. Las arcillas expansivas funcionan como una especie de esponja, que es capaz de retener una gran cantidad de humedad cuando llueve (de ahí su importancia para la agricultura), pero que en momentos de sequía el suelo se acaba contrayendo provocando unas grietas que son especialmente visibles en verano en cultivos menos densos como el girasol.

Esas arcillas expansivas han provocado grandes retrasos en la construcción de la línea de alta velocidad entre Córdoba y Málaga. En Puente Genil y Santaella se vinieron abajo taludes ya construidos y hubo que reforzarlos con hormigón. El presupuesto se encareció. Ahora, esas arcillas expansivas se han convertido en una pesadilla también para los conductores que circulan a diario por la Autovía entre Córdoba y Málaga, especialmente en el tramo desde la capital hasta Montilla. El movimiento del terreno sobre el que se construyó la autovía está provocando que se produzcan grandes socavones, que sin ser graves sí que generan una ondulación de la calzada que afecta al tráfico y que hace muy incómodo circular por la zona.

A través de una respuesta parlamentaria a los senadores del PP, el Gobierno acaba de reconocer que la Autovía de Málaga en su tramo cordobés sufre de este problema endémico. Ya durante la construcción de la autovía se tuvo que trabajar de manera importante en el tramo de Encinas Reales, donde se redujo la pendiente de sus taludes, que se venían abajo constantemente. Ahora, el problema es más complejo, ya que aparece bajo la propia calzada.

El Ejecutivo asegura que está reparando los socavones a través de distintas partidas de inversión. Pero no hay una solución que pueda poner fin a este problema. La Autovía de Málaga necesitará partidas casi anuales para ir reparando los baches conforme se vayan generando. Es un proceso habitual incluso en viviendas rurales de la Campiña: cada año hay que tapar las grietas que crecen en los cortijos, para evitar que la estructura acabe colapsando.

Este problema afecta, según el Gobierno, la Autovía de Málaga (A-45) desde el kilómetro cero hasta el 81 (Encinas Reales), pero también al tramo de acceso al Aeropuerto de Córdoba (la carretera CO-32), en sus más de seis kilómetros, e incluso el enlace de la A-4 con la N-437, la Ronda Oeste de Córdoba.

Por otra parte, en su respuesta, el Ejecutivo ha asegurado que “para reforzar la rehabilitación de firmes en los tramos más deteriorados de las carreteras convencionales de las provincias de Sevilla y Córdoba se van a contratar en este año 2024 los servicios para el mantenimiento preventivo y mejora de las carreteras integrantes de la Red de Carreteras del Estado, en las demarcaciones Andalucía occidental, Andalucía oriental, Castilla‐ La Mancha y Extremadura”.

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