Un golpe de azada en la tierra para “comenzar a cerrar las heridas” que “los liberticidas” abrieron en 1936
El sonido de una azada golpeando la tierra con la fuerza de uno de los familiares de los más de 4.000 represaliados por el franquismo que están enterrados en las fosas comunes de los cementerios de Córdoba derivó en aplausos. Han pasado 87 años, en algunos casos, desde que esas personas fueron asesinadas, 48 desde la muerte de Franco y seis desde que la asociación memorialista cordobesa Dejadnos Llorar se constituyó para exigir a las administraciones verdad, justicia y reparación. Este domingo, y de manera simbólica, ha comenzado a golpe de azada la excavación para encontrar a esos más de 4.000 cordobeses arrojados a una fosa común durante la represión franquista, sin nombres ni apellidos, sin una lápida en la que sus familiares pudieran ir a llorarles. Sin saber exactamente lo que había sido de ellos.
“Aquí no se reabren heridas. Se empiezan a cerrar las que los liberticidas abrieron” a partir de 1936, citó el profesor de Historia Manuel García Parody, durante su intervención ante las decenas de personas que han acudido este domingo a dejar una flor sobre una fosa en la que se va a comenzar a trabajar durante esta semana. Bajo el cuadro de la Virgen de los Dolores del cementerio de la Salud se estima que puede haber entre 500 y 800 víctimas del franquismo, las que fueron asesinadas durante los primeros días que precedieron al golpe militar del 18 de julio de 1936 en Córdoba.
En total, se calcula que entre los dos cementerios cordobeses hay más de 4.000 víctimas, una de las cifras de represión más altas no solo de Andalucía sino de toda España. Esos 4.000 forman parte de un número consensuado por los historiadores, personas con nombre y apellidos que desaparecieron durante aquellos años. Pero pueden ser muchos más.
A partir de ahora, los profesionales del equipo técnico de la UTE Themis Córdoba, la empresa encargada de realizar las exhumaciones, tendrán por delante dos años de trabajos que arrancan en el cuadro de la Virgen de los Dolores, pero que se extenderán por toda la zona donde ya se sabe, gracias a las catas previas, que reposan miles de víctimas del franquismo en Córdoba.
El equipo de investigación está dirigido por Daniel García Quiroga, doctor en Arqueología por la Universidad de Granada, que tiene experiencia en otras excavaciones en Córdoba, como Lucena o Castro del Río, pero también en la gran fosa de Alfácar en Granada. Además, cuentan con el asesoramiento del profesor de la Universidad de Granada Francisco Carrión, que lleva más de 15 años implicado en trabajos de recuperación de la memoria histórica, y del antropólogo forense Enric Borja. En total, una veintena de trabajadores buscará desde esta misma semana a las víctimas del franquismo en la ciudad de Córdoba, un proyecto financiado por el Gobierno, la Diputación y el Ayuntamiento, que ahora se inicia pero que ha tenido un largo proceso administrativo detrás.
Por eso, el presidente de Dejadnos Llorar, Antonio Deza, que lleva décadas buscando los restos de su padre y su tío, aseguró que cuando conoció la noticia de que los trabajos empezaban ya dio “un respingo”, ya que son seis años en los que este colectivo está luchando por iniciar lo que este domingo, de manera simbólica, acaba de empezar. El propio Deza pidió un minuto de silencio que los familiares siguieron de manera unánime en el cementerio de La Salud, a escasos metros de donde se van a comenzar a extraer los primeros cuerpos.
Los propios trabajadores aseguraron que ahora se inicia un trabajo que va a ser “lento y tedioso”, pero imparable. Arranca un proceso en el que las pruebas de ADN “tardarán” y en el que algunos restos estarán tan deteriorados que serán difíciles de identificar. Aunque como Francisco Carrión recordó la nueva Ley de Memoria permite depositar en una zona de homenaje aquellos restos que no se puedan identificar para que los familiares tengan un consuelo y un lugar de referencia.
El trabajo de exhumación tendrá una prolongación forense. Los expertos tratarán de determinar “la causa de la muerte” de las víctimas en busca de “la verdad” y la “reparación”. Conocer exactamente cómo murieron unas víctimas que en el caso de Córdoba han permanecido ocultas durante casi 90 años. En el camino han muerto muchos de sus familiares más directos. A día de hoy quedan muy pocos supervivientes, pero con la fuerza suficiente como para coger la azada y comenzar a excavar.
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