Cambio climático
'Ecoansiedad': la angustia que puede provocar el cambio climático
Soportar temperaturas de verano en el mes de abril con registros que no se veían desde al menos un siglo y cuarto. No ver llover -salvo testimonialmente- en meses y que el campo arrastre una grave sequía, con las consecuencias para la fauna, la flora, la agricultura y la ganadería, pero también para los precios de la cesta de la compra. Y miles de personas sin poder beber agua del grifo por la contaminación de la que les llega, ante el agotamiento de otros embalses. Es la realidad palpable actualmente en la provincia de Córdoba, donde las consecuencias de la crisis climática por el calentamiento del planeta, tienen un espejo en el que la ciudadanía se mira y surge la preocupación. Una preocupación que en algunas personas puede derivar en angustia y otra serie de emociones y sentimientos: es la ecoansiedad', que denomina así al estado de inquietud ligado al cambio climático y sus consecuencias.
“Aunque el término de ecoansiedad como tal no existe en el diccionario y no haya una definición totalmente clara y consensuada, sí decimos que se trata de la ansiedad que puede provocar el cambio climático y las emociones asociadas a ello”, explica a Cordópolis la vicepresidenta de la Delegación de Córdoba del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, Cristina Moreno.
Emociones y sentimientos que pueden ir desde “un miedo excesivo, a angustia, impotencia o incluso sentimiento de culpa”. Y también otras emociones como “el enfado o la frustración” que, asegura, “nos pueden motivar a dar una respuesta activa”.
“Cierto nivel de preocupación puede ser adaptativo, porque nos puede ayudar a responsabilizarnos en cierta medida del cambio climático o a vigilar el problema” y, con ello, a canalizar por la vía de la acción respuestas a ese estado de ecoansiedad. “Pero cuando se producen ciertos niveles más altos de ansiedad, entonces tenemos un problema”. Un problema que puede afectar a la salud mental. Y aunque estas situaciones son nuevas, como el término de 'ecoansiedad', y no hay un estudio específico sobre su impacto en la atención de los profesionales de la psicología, sí comienzan a aparecer consultas sobre ello.
Personas más afectadas: en su modo de vida o en su compromiso social
Las personas más afectadas por esa preocupación y angustia derivadas de las consecuencias del cambio climático “suelen ser personas más implicadas bien porque afecte a su trabajo o bien porque tengan un compromiso personal, social, en la lucha contra el cambio climático”, añade la experta.
De un lado, por ejemplo, agricultores y ganaderos sufren en primera persona las consecuencias de la sequía, de las altas temperaturas cuando no corresponde y cómo eso arruina cosechas y deja al ganado sin pasto, entre otras cuestiones. De otro lado, están las personas “más informadas e implicadas sobre el cambio climático. Cuanto más tiempo estés pasando preocupándote por este tema, es normal que aparezcan esas emociones”.
Cuando las consecuencias del cambio climático afecta al modo de vida y a la economía de la persona, de una manera directa, o cuando se tienen los suficientes conocimientos para saber la deriva medioambiental que sufre una ciudad, un país o el conjunto del planeta, puede aparecer la ecoansiedad.
¿Cómo gestionar esa ansiedad?
¿Qué hacer en caso de que aparezca esa angustia, ese miedo o indignación? “Si no llega a ser un punto de preocupación excesiva como para pedir ayuda a un profesional, podemos utilizar diversas estrategias”, apunta Moreno. Hay estrategias “más conductuales, de manera que las personas preocupadas tomen medidas contra el cambio climático. Todas las personas podemos hacer algo para reducir nuestra huella de carbono, por ejemplo”, aunque el resultado de eso no sea tanto el impacto real que aporte a frenar el cambio climático, sino a canalizar de manera activa su preocupación. “Eso ayuda a manejar su angustia”.
La psicóloga advierte sobre una “sobreexposición excesiva a información” sobre el cambio climático, como algo que no beneficia en nada a quienes sufren ecoansiedad. “Exponerse constantemente a esa información, buscar noticias en internet, puede producir una gran carga psicológica. Hay que evitar eso”, asegura.
Como también, dentro de una estrategia relacional, hay que buscar apoyo social para hacer frente a esa angustia. “De un lado, se puede compartir esa inquietud con personas de confianza, pero aparte hay que pasar tiempo con personas con las que hablemos de otros temas”.
En general, como en toda ansiedad -apunta-, “hay que buscar reemplazar los pensamientos catástroficos o de desesperación por otros mas realistas, relacionados con el '¿qué puedo hacer?' Es complicado, porque no estamos acostumbrados a cambiar nuestro patrón de pensamiento”.
Acudir a un profesional
Y ahí, llegados a ese punto de zozobra, “sí es recomendable acudir a un profesional, para que nos ayude a hacer ese cambio de patrón de pensamiento”.
Moreno detalla que es aconsejable acudir a la consulta de un profesional de la psicología “cuando esa preocupación llegue al punto en el que afecta a la vida de la persona, ya sea en sus relaciones sociales, provoque problemas en el trabajo, a la hora de comunicarse o a la hora de dormir, afectando realmente a su vida, cuando pase demasiado tiempo pensando en ello o deje de hacer determinadas cosas por miedo”.
Para la experta, es “aconsejable, cuando tenemos cierto nivel de preocupación adaptativo, crear estrategias para afrontar la crisis climática, como compartir coche, reciclar, etc”. Se trata de canalizar activamente esa preocupación. “Eso está bien, no permanecer pasivo, porque si no puede ser más angustiante”. Aunque hay emociones como “el miedo y la angustia, que te paralizan más”.
Y advierte: “Ante cualquier tema que puede suponerte un obstáculo en tu rutina diaria, hay que acudir sin miedo a consulta. Los psicólogos no juzgamos; vamos a ayudar”.
Porque al estigma social aún existente de mostrar que se acude al psicólogo, se añade el que sea por la cuestión climática: “Habrá quien diga: '¿Y si piensa que es una tontería esto que me está pasando? No, eso no va a pasar”. Son estos profesionales los que abordan qué impacto puede tener en la salud mental la preocupación e incertidumbre por la crisis climática y quienes pueden ayudar a gestionar esas emociones.
0