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Orfebres y bordadores, afectados también por la subida de precios antes de Semana Santa

Herramientas de un taller de orfebrería

María Berral

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Ya casi huele al incienso propio de Semana Santa, que tras dos años de pandemia volvemos a celebrar. Pero, a pesar de las ganas, detrás de la celebración hay trabajadores que están sufriendo, como cualquier sector, las consecuencias de los elevados costes de materiales y servicios. Y es que en el taller de un imaginero o un bordador no solo se ha incrementado el coste de la luz o el gas, sino de los materiales y metales que utilizan para sus obras. Así lo han contado dos trabajadores a Cordópolis.

Francisco Pérez es bordador desde hace 37 años y trabaja solo -ayudado por su mujer en los ratos libres de esta-. El bordador cuenta que el precio de los materiales ya ascendió hace meses, pero que, además, fueron avisados de que volverían a hacerlo este verano. “La situación de la guerra todavía no se ha visto reflejada en el material del taller”, sin embargo, el aumento anterior no fue pequeño. “Hace meses ya fue considerable, de un 25 o un 30%”, detalla. Ante el aviso del futuro incremento están “expectantes, sobre todo por los proyectos en los cuales no puede repercutir la subida”.

Los precios suben pero los presupuestos están cerrados

El problema que enfrentan estos trabajadores del sector es que la mayoría de sus presupuestos son cerrados, aunque puedan oscilar entre dos precios, como mínimo y máximo. Así lo señala Francisco, que va a tener que hacer frente a una gran cantidad económica derivada de un precio cerrado hace cuatro años, en los que el gasto de materiales ha aumentado en dos ocasiones. La diferencia tendrán que aportarla ellos mismos. “Todo hay que ponerlo de nuestro bolsillo”.

“El cliente firma el contrato y no entiende de subidas o bajadas”, señala Francisco. Sin embargo, esto les está dejando una enseñanza, “modificaremos los contratos y tendremos en cuenta estas cuestiones”. En la misma situación está Emilio León, orfebre desde hace 16 años. “Hay trabajos en los que si has cerrado el precio, lo pierdes”, expone. Aunque, según cuenta normalmente lo dejan abierto “por si la pieza puede pesar más o menos de lo que has estimado, pero si hay algún precio cerrado, lo pierdes”. Emilio también pone un ejemplo, “tenía un trabajo que cerré el precio porque no pensaba que iba a subir” y ahora le ha subido el precio un 10%. Una diferencia “de unos 2.000 euros” que corre a su cargo.

Lo que en el caso de Emilio son 2.000 euros en el del Francisco incluso puede cuadruplicarse ya que el presupuesto que estableció hace cuatro años oscilaba entre los 35.000 y 40.000 euros. Sin embargo, a día de hoy, tras dos subidas, señala que puede rondar los 50.000 euros habiendo sufrido un aumento del 25%. Un precio que, especifica se refiere solo a materiales, “la mano de obra es otra cosa”.

La plata sube “casi 100 euros por kilo”

Además del precio en materiales también aumenta el precio de la mano de obra y de los servicios eléctricos en un lugar en el que necesitan la luz durante todo el día, independientemente de la estación. “Tengo la luz encendida todo el día en el taller y en verano hay veces que desde las 10:00 tengo el aire acondicionado”. En el caso de Emilio además de la luz se le suma el oxígeno con el que sueldan las piezas, que, detalla, lo paga a casi un 20% más.

El precio de los metales, por su parte, se ha incrementado en un 10 o 15%. Como muestra, el orfebre ha mirado dos de facturas de una pieza de plata, una de enero y otra de marzo de este año, entre estas hay una diferencia de 95 euros. “La plata ha subido casi 100 euros por kilo”, indica.

Trabajos estancados y retomados tras la pandemia

Tras las imágenes de Semana Santa, el trabajo de orfebres, bordadores o imagineros es incansable. Como ejemplo Francisco señala que “una saya de una virgen, las mangas y una cinturilla puede tardar unas 700 horas o 1.200 si es más complejo”. Todo dependiendo del tamaño, la dificultad del dibujo y las técnicas utilizadas en el bordado. Emilio lo traduce en meses, “la elaboración de una corona puede ser de unos cuatro meses, dependiendo del tipo; si es otra pieza pequeña puede hacerse en un mes”. Entre su repertorio de trabajos se encuentran las coronas, varas de palios, respiraderos, cálices o sagrarios.

Tras dos años de pandemia, dos situaciones diferentes, pedidos que se han retomado u otros que se han quedado estancados por falta de dinero. En el caso de Francisco tiene dos pedidos parados “porque las hermandades no han podido celebrar actos para recaudar dinero”. Estos iban para la Hermandad del Rocío y para la de la Virgen de la Cabeza, según detalla. Para este año tiene otros dos encargos que tendrían que haberse estrenado el pasado: un respiradero de la Virgen de la Merced y una saya para la Virgen de Gracia y Amparo de la Hermandad de la Sentencia.

En el otro lado está Emilio, que asegura que “ahora se están reactivando aún más, a pesar de la crisis las hermandades están retomando los encargos”. Pero una reactivación “con más cautela que antes” frente a las situaciones que puedan surgir. Sin embargo, lo que sí se está reactivando es el ambiente de cuaresma, que tras dos años, puede notarse ya en las calles de Córdoba con la instalación de los primeros palcos.

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