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El hombre que hizo que se entendieran las Brigadas Internacionales

Líster, en el frente de la Batalla del Ebro.

Alfonso Alba

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Patricio Azcárate, traductor entre el estado mayor del ejército republicano y los internacionales, participó ayer en Córdoba en unas jornadas sobre la memoria histórica y contó su experiencia

Patricio Azcárate habla cuatro idiomas: español, inglés, francés y alemán. En 1938 tenía apenas 18 años cuando se entrevistó con Santiago Carrillo. “No había visto un fusil en mi vida, pero los idiomas sí que los tenía”. Azcárate pasó en ese mismo momento a ser el intérprete entre el Ejército de la República y los mandos de las brigadas internacionales que en ese año lucharon en la Batalla del Ebro, la más cruenta y sangrienta de todas las que se desataron en la Guerra Civil. Ayer, Azcárate, a sus 95 años y con una memoria intacta, participó en la Facultad de Filosofía y Letras en las jornadas que ha organizado la Diputación en homenaje a las Brigadas Internacionales.

Azcárate, hijo del español que fue embajador en Londres de la II República y que llegó a ser hasta secretario de la Sociedad de Naciones, se sigue emocionando cuando recuerda la primera vez que vio un cadáver, en el fragor de la guerra, junto a una de las carreteras catalanas que rodean el río Ebro y que separaban el frente en 1938. “La guerra es un horror, horroroso”, explicaba ayer, cuando se le venían a la cabeza las imágenes “de la gente huyendo”.

En la Batalla del Ebro hizo de intérprete entre el jefe del Estado Mayor, coronel José Sánchez Rodríguez, y los brigadistas internacionales, en la que fue su última gran batalla antes de abandonar definitivamente España a finales de 1938. Azcárate recordó ayer a muchos de estos brigadistas, como el general Lúckas, que murió en esa batalla, o a los miembros de las brigadas Lincoln o La Marsellesa. Pero se centró principalmente en Enrique Líster, con quien compartió amistad pasada la guerra y sobre todo una anécdota, la de su llegada al frente. Ese día, recuerda, sobrevoló sobre sus cabezas un obús y rápidamente se tiró al suelo. Estalló junto a ellos y cuando se levantó comprobó que era el único que había intentado refugiarse. Líster, riéndose, le dijo: “Se nota que eres nuevo. Ese obús es de los nuestros”.

“Nuestra guerra fue mucho más que una guerra”, aseguraba Azcárate. “Se trató de la primera gran batalla de la Segunda Guerra Mundial. Perdimos esa batalla, pero ganamos la guerra”, insistía, ayer, en el salón de la Facultad de Filosofía y Letras.

Además de la presencia de este brigadista, en las jornadas también se ha inaugurado una exposición inédita de las fotografías del histórico Aldo Morandi en España, recopiladas por el profesor Francisco Moreno Gómez.

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