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Los galgos de caza vuelven a abandonarse en Navidad

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Manuel J. Albert

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La jaulas de Sadeco se llenan en estas fechas de canes sin dueño

La Navidad es solo un adelanto del drama que se avecina. Dueños de galgos, la mayoría de ellos dedicados a la caza, empiezan a dejar en perreras municipales de toda Andalucía a canes que ya no van a ser utilizados para correr liebres, término usado para la actividad cinegética de estos roedores. Es solo un aviso. Cuando se imponga la veda, a mediados de febrero, el ritmo de abandono aumentará. Los animales que terminen en las jaulas de las perreras serán los afortunados, aunque terminen sacrificados en 20 días si no logran ser adoptados. El resto serán abandonados en la calle o directamente matados por sus dueños. “Últimamente encontramos perros abandonados en las balsas de riego de los olivares de donde es imposible salir y donde los animales mueren ahogados tras dejar de nadar por agotamiento”, explica Patricia Almansa, portavoz de la asociación protectora Galgos del Sur. Otra ONG, SOS Galgos, calcula el abandono de unos 50.000 perros al año. Dicha cifra la extrapola del número de galgueros federados en España que practican la caza de la liebre, unos 190.000.

Antonio Fernández, criador de galgos dejó ayer mismo media decena de perros en las instalaciones de Sadeco. Otra decena hace dos días. “Me quedan unos cinco. Quiero entregarlos todos porque ya no puedo criarlos por la crisis y por la cojera”, dice señalando a su pierna izquierda. “Los tenía para caza... bueno, más bien como capircho... los crío, los recojo... Como este que está esquelético”. El galgo que muestra es un curso de anatomía avanzado, un esqueleto andante que apenas se tiene en pie.

La perrera a la que van se inunda por estas fechas de animales, muchos de ellos escuálidos, la inmensa mayoría sin chip de identificación y sufriendo unas condiciones sanitarias e higiénicas lamentables. El futuro que les espera en la perrera es limitado. Si no encuentran un dueño terminarán siendo sacrificados. Para impedirlo, asociaciones como Galgos del Sur hacen lo posible para acoger estos animales. Ayer se llevaron seis perros y el martes otros dos. “El problema es que nosotros no tenemos instalaciones y tenemos que aportar el dinero para que los animales se queden en un albergue para perros hasta que encontramos un dueños”, explica Patricia Almansa. Del bolsillo de sus voluntarios salen los 18 euros que cuesta sacarlos de la perrera, los 25 de la vacunación y los 90 euros al mes de la residencia.

“Lo que no se puede hacer es criar y criar e ir abandonándolos poco a poco a medida que los perros no son útiles. Una perra puede tener dos camadas al año y cada una con un mínimo de ocho galgos. Eso es lo primero que hay que cortar, por eso pedimos que esterilicen”, señala Almansa, “y si se les acumula un gran número de animales que ya no usen tienen que avisar con tiempo a las protectoras, porque no tenemos capacidad para acoger 20 animales de golpe y colocarlos”, prosigue.

Este domingo, Galgos del Sur organiza un festival en la antigua estación de tren de Córdoba, donde van a instalar un puesto de información sobre los galgos con algunos de los ejemplares rescatados.

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