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“El cuchillo jamonero lo tenía en el coche para apretar tornillos”

El acusado, entre dos policías nacionales, en la sala del juicio.

Manuel J. Albert

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El acusado de apuñalar a un hombre en Puente Genil se declara inocente, dice que actuó en defensa propia y sostiene que la presunta arma del crimen, un cuchillo de 22 centímetros, le servía de destornillador

El acusado de asestar varias cuchilladas a un hombre en Puente Genil tras una discusión en un quiosco del pueblo ha negado este jueves en el juicio que fuese a casa de la víctima para asestarle varias puñaladas con un cuchillo jamonero de 22 centímentros. Es más, el acusado, que responde a las iniciales de A. H. J., ha afirmado ante el Tribunal de la Sección Segunda que el incidente no se produjo en el domicilio de la víctima, sino que fue en su coche. “Yo intentaba irme porque [la víctima] me estaba atacando y dando porrazos, por eso me defendí con el cuchillo. Pero fue solo para asustarle; no quería hacerle daño”, ha justificado. Cuando el fiscal le ha preguntado la razón por la que llevaba semejante arma blanca en el coche, el procesado ha respondido que “para apretar tornillos y hacer algunos apaños”.

Según el relato que ha hecho A. H. J., el 26 de julio de 2014 no hubo tal agresión, sino que actuó siempre en defensa propia. “Yo estaba tomando unas cervezas con unos amigos en el quiosco y cuando fui a tirar los cascos, al dueño -por lo que fuese- no le sentó bien y empezamos a pelearnos”. Según el acusado, algunas personas a las que no sabe identificar les separaron en ese momento. En el forcejeo, ha contado que perdió sus gafas. “Y ahí ya no veía nada, yo me metí en el coche, cogí el cuchillo para asustarle y darle una pinchaílla de nada. Pero sin ánimo de nada más”, afirmó. “Yo no quería matarlo, le conozco desde que somos pequeños”, terminó.

Ese fue el único punto coincidente con el relato de la víctima, dueño también del quiosco. “Yo le apreciaba [al agresor], conozco a sus hijos y todo”, ha señalado en la sala. Pero el resto de su versión en completamente opuesta. “Esa tarde estuvo tomando cervezas el acusado y un encargado del quiosco. Fue hasta las dos y media o las tres de la tarde y cuando iba a cerrar les dije que, cuando terminasen, dejasen las sillas de la terraza recogidas”, recordó. En ese momento, se produjo un primer forcejeo ya que, según su versión, el acusado empezó a tirar cosas del contenedor de manera muy agresiva. La discusión, ha señalado la víctima, terminó cuando apareció su esposa para separarles y llevarse al dueño del quiosco a su casa.

Un rato después, cuando todo parecía que se había olvidado y la víctima se disponía dormir una siesta en su cuarto, uno de sus hijos le avisó de que alguien preguntaba por él en la puerta de casa. Al asomarse, la víctima ha contado que, cuando vio al acusado “pensé que se iba a disculpar por lo ocurrido. Pero no, empezó a darme cuchilladas por el costado, por todas partes. Me defendí como pude”, ha afirmado. Su esposa fue testigo del hecho y ha contado que en ese momento se puso a gritar y a interponerse entre el atacante y su marido. “Todo terminó cuando se partió el cuchillo jamonero y huyó en el coche que había dejado arrancado en la puerta”, ha explicado la mujer.

El acusado terminó entregándose en el puesto de la Guardia Civil de Loja (Granada). “Vi a la madre [de la víctima] por la tele hablando de todas las heridas que decía que yo había hecho y me entregué para aclararlo todo”. Tras la vista, el fiscal ha cambiado la calificación del delito de tentativa de homicidio a intento de asesinato, tal y como defendía la acusación particular desde el primer momento. Por eso, el Ministerio Público mantiene la petición de pena de nueve años de cárcel y acepta que se le aplique la eximente de toxicomanía al acusado.

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