Condenan al SAS a pagar a una paciente que perdió un ojo por el uso de un producto tóxico
El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 4 de Córdoba ha condenado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a indemnizar a una mujer que perdió un ojo después de ser sometida a una operación de retina para la que se usó un producto tóxico, que posteriormente fue retirado del mercado. El SAS pretendía eludir su responsabilidad en el pago de una indemnización a la paciente, escudándose en que cuando se usaba el producto éste estaba permitido y que por tanto correspondía el pago de los daños y perjuicios a los laboratorios alemanes que lo fabricaban. No obstante, el juez ha entendido que el SAS tiene parte de razón, pero que le toca pagar.
El culpable de que esta cordobesa perdiera un ojo es el perfluoroctano de la marca alemana Ala Octa, un producto usado desde hace dos décadas en este tipo de operaciones. Más de cien pacientes intervenidos en 23 centros públicos y privados de 10 comunidades de toda España han sufrido daños similares después de operaciones de retina.
Desde 2014 los servicios de cirugía ocular empezaron a notar un incremento inusual de casos en los que los pacientes no recuperaban la visión tras ser operados. En el Hospital Miguel Servet de Zaragoza detectaron problemas y decidieron no volver a usarlo. Pero no fue hasta casi un año después -en junio de 2015- cuando la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió la alerta y retiró el producto de la circulación. Poco tiempo más tarde, el 23 de diciembre se producía otra alarma en Suiza y la AEMPS apartaba también los lotes de Arcotane, una marca de origen francés.
La operación de esta mujer se produjo en octubre del año 2014. El médico que atendió a la mujer consideró que la operación fue “un éxito”, según consta en los hechos probados de la sentencia. Pero se le aplicó un producto que acabó afectando al nervio óptico y haciendo que la mujer perdiese un ojo tras la intervención.
El Servicio Andaluz de Salud realizó un informe, que es el que ha recurrido la mujer, admitiendo los hechos pero eludiendo la responsabilidad. La víctima ha acudido a los tribunales cordobeses. Solicitaba una indemnización de 91.752,24 euros, pero finalmente el juez ha entendido que le corresponde el abono de 48.593,78 euros con los intereses correspondientes. La diferencia se entiende en que la mujer ya tenía perdida el 40% de la visión por una enfermedad previa y el juez entiende, por tanto, que le corresponde el abono del 60% de la indemnización que habría que pagar por el daño en el ojo en su totalidad.
Este no fue el único caso similar en Córdoba. De hecho, en la ciudad destaca el caso de Miguel Cañete (61 años), ya que es el único paciente que ha perdido la visión de ambos ojos. Se operó con trece días de diferencia entre uno y otro.
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