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Carta de Asenjo, el obispo que inmatriculó la Mezquita: “La Iglesia no ha sustraído nada a nadie”

Juan José Asenjo, en una visita a Córdoba en el año 2013 | MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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“Puedo asegurar que la Iglesia no ha sustraído nada a nadie, ni se ha apropiado de algo que no fuera nuestro, es decir, del Pueblo de Dios. Hemos inmatriculado en los Registros de la Propiedad los bienes que siempre han sido de la Iglesia, bienes que ella creó, que ha conservado y cuidado con diligencia, y que pone a disposición de todos, creyentes y no creyentes, en primer término, para el culto y la evangelización, su genuina razón de ser, y también para la difusión cultural de nuestro patrimonio”. Juan José Asenjo es hoy arzobispo de Sevilla, pero como él mismo reconoce en una carta que acaba de firmar y difundir fue obispo de Córdoba en 2006, cuando se inmatriculó la Mezquita Catedral de Córdoba.

“No se inmatricularon antes, porque hasta 1998 estaba prohibida la inscripción en los Registros de la Propiedad de los templos destinados al culto católico. Lo permitió, por razones de seguridad jurídica en dicho año, el gobierno del Partido Popular a través de una modificación del Reglamento Hipotecario, que considerando inconstitucional la señalada prohibición, autorizaba a la Iglesia a registrar sus edificios, incluidos los templos, siguiendo para ello el procedimiento previsto en el artículo 206 de la Ley Hipotecaria y los artículos concordantes de su Reglamento”, recuerda el religioso, en una extensa carta.

“Esta posibilidad fue suprimida en el año 2015. Mientras tanto, en las dos legislaturas de gobiernos socialistas (2004-2011), el régimen jurídico de las inmatriculaciones de los inmuebles eclesiásticos permaneció vigente. Al amparo del mismo, la diócesis de Córdoba inmatriculó algunos bienes en los años de mi servicio pastoral a dicha Iglesia particular. Otro tanto ha llevado a cabo la archidiócesis de Sevilla en estos años y en el periodo del cardenal Amigo Vallejo”, considera.

“Por lo que respecta a la Catedral de Córdoba, a pesar de que desde instancias municipales se asegura que la mezquita–catedral nunca ha sido propiedad de la Iglesia, 43 eminentes medievalistas aseveran lo contrario. La documentación archivística de la propia catedral, que está al alcance de los investigadores y que en estos días se ha dado a conocer, no admite lugar a dudas. El obispado de Córdoba y su cabildo tienen títulos jurídicos fehacientes para defender la propiedad de la mezquita-catedral por la Iglesia católica”, expone el prelado ahora en la Archidiócesis de Sevilla.

“Además, poseen títulos históricos incontestables. Las excavaciones arqueológicas dirigidas por el arquitecto Félix Hernández en los años treinta del siglo pasado demostraron la existencia en el subsuelo de la mezquita-catedral de un complejo episcopal que puede datarse entre los siglos IV y VI. Allí se encuentran los restos arqueológicos de la basílica visigótica dedicada a san Vicente Mártir. Sería deseable que prosiguieran las excavaciones. Se descubrirían, sin duda, la domus episcopalis, es decir la casa del obispo y de los clérigos, la escuela clerical y los servicios de caridad del obispo. En el año 2004, descubrimos y expusimos a la contemplación de los visitantes y turistas una parte mínima de la basílica, un pequeño sacellum o habitación donde se reservaba la Eucaristía para los enfermos. Tanto los muros, construidos en el siglo VI, como la solería de mosaico del siglo IV, están plagados de símbolos cristianos. Como curiosidad, quiero decir que en los muros se pueden contemplar ladrillos de autor, es decir firmados en uno de los lados. Junto al característico crismón cristiano se puede percibir la siguiente leyenda: ex oficina Leontii, es decir, del alfar de Leoncio. Todo este complejo fue destruido tras la invasión musulmana del año 711, aprovechando sus materiales para construir parte de la mezquita, cuya estructura arquitectónica básica se ha mantenido posteriormente gracias al cuidado de obispos y cabildos”, reitera el obispo.

“La Mezquita de Córdoba fue donada por el rey Fernando III el Santo a la Iglesia tras la rendición de la ciudad el 29 de junio de 1236, siendo purificada y consagrada al día siguiente por el obispo de Osma, Juan Domínguez. Por lo demás, las autoridades civiles, tanto nacionales y autonómicas como municipales, han reconocido múltiples veces en la firma de diversos convenios que obran en la secretaría del cabildo cordobés, que la diócesis y dicho cabildo son los legítimos titulares de la mezquita-catedral, propiedad indiscutible de la Iglesia cordobesa. Un ejemplo paradigmático, aunque no único, es la firma de un convenio para la restauración del coro y del crucero que un servidor suscribió solemnemente en la capilla de Villaviciosa de la catedral cordobesa el 12 de mayo de 2006 con la señora ministra de Cultura, doña Carmen Calvo. En dicho convenio se reconocía que la diócesis de Córdoba y su cabildo son los titulares del edificio”, concluye, poniendo fin al relato sobre la Mezquita Catedral.

“Después de todo lo escrito, manifiesto mi perplejidad por esta deriva incomprensible sobre los bienes inmuebles de la Iglesia, deriva que a mi juicio no se funda en argumentos objetivos de carácter jurídico o histórico, sino en apriorismos y prejuicios. Estoy convencido de que la pretensión de anular las inmatriculaciones para que estos edificios señeros pasen a propiedad pública no tiene recorrido legal. Pido a Dios que la verdad se abra camino y la convivencia respetuosa se afiance entre nosotros”, concluye Asenjo.

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