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Guapas al vuelo ¡Que te vas de vacaciones! (… y II)

Tony Sanmatías

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Permanecer ágil y cómodo en un avión representa a menudo un desafío. La presión a la que te somete un vuelo.  la falta de espacio, la altitud, la ansiedad, el aire acondicionado, la falta de espacio para moverse… todo contribuye a minar nuestra energía a la hora de despegar hacia nuevos horizontes. La clave del bienestar: micro-movimientos, auto-masajes y visualización.

Alivia las cervicales

Permanecer sentados de forma prolongada tiene como efecto inevitable una presión sobre las cervicales. Esto provoca tensiones en el cuello y una cierta rigidez.

La solución: apoya tu cabeza en el reposacabezas y relaja los hombros. Luego, realiza pequeñas rotaciones lentamente a la derecha, de vuelta al centro y luego a la izquierda. Repite cinco veces sin forzar.

Estira la columna

Por mucho que intentemos mantener la espalda recta, al estar en un asiento minúsculo tendemos a hundirnos o a ponernos de costado para conciliar el sueño. Cuidado, porque en el avión acecha el dolor de espalda.

La solución: cruza las manos por encima de la cabeza y estira los brazos como desperezándote. Empuja hacia arriba con la mano derecha como si quisieras ganar unos centímetros y estira el costado derecho. Luego, haz el mismo movimiento hacia la izquierda. Repite estos estiramientos 5 veces.

Deshazte de las tensiones en los hombros

En el avión, la ergonomía del asiento hace que arqueemos la espalda y cerremos la caja torácica. Resultado: las tensiones se acumulan en los hombros.

La solución: siéntate recto con la espalda bien atrás y bien erguida. Sube los hombros a la vez que inspiras como si quisieras alcanzar las orejas. Mantén la posición. Relájate, expira y repite el ejercicio 5 veces.

Aligera las piernas

La altitud multiplica los problemas de insuficiencia venosa y de piernas pesadas. Para tu viaje en avión, no te olvides de meter en tu bolso un gel frío para piernas pesadas (formato de viaje) y practica micro-movimientos.

La solución: aunque haya poco espacio, arréglatelas para realizar pequeñas flexiones y extensiones de pies. Estírate, empujando el talón hacia adelante y extiende el músculo de la pantorrilla. Luego, estira el pie empujando la parte de los dedos hacia adelante. Repite estos movimientos cuando lo creas necesario un mínimo de 10 veces por cada serie.

Estimula la digestión

La altitud favorece la dilatación de los gases que causan dolor de vientre y gases. Un simple masaje de los órganos internos puede ayudar a disminuir esta desagradable sensación.

La solución: siéntate con la espalda bien erguida y los pies apoyados en el suelo. Pon la mano derecha en el lado externo de la rodilla izquierda y gira el busto sobre tu propio eje. Ten cuidado de mantener los hombros a la misma altura. Las caderas deben permanecer inmóviles. Mantén la posición, cambia de lado y repítelo 5 veces.

Pasea un poco para relajarte

Sientes los miembros un poco atrofiados y hormigueo en las piernas: date una vuelta por el avión, ya que está claro que tu cuerpo necesita ejercicio.

La solución: camina descalzo entre las filas de asientos, estirando bien el pie desde el talón hasta los dedos. El arco plantar contiene varios puntos de reflexología que deberás estimular para reactivar la energía. Puedes hacer uso también de sandalias con plantillas de ejercicio, concebidas para hacer trabajar la planta del pie.

Date auto-masajes

Aunque no seas de los que tiene pánico a volar, en el avión nunca se está del todo tranquilo.

La solución: ocupa tu mente y hazte un auto-masaje de manos. Frótalas una contra la otra para favorecer la circulación de la energía. Estimula con el pulgar el hueco de la muñeca, en el comienzo de la mano. Esto ayuda a liberarse del sentimiento de angustia. Otro remedio son los productos roll-on anti-estrés a base de aceites esenciales.

Respira, visualiza para dormir

Ya has leído, visto una película, charlado con tu pareja, jugado con tu hijo… Ahora, una pequeña siesta te vendría bien.

La solución: adopta una respiración suave, infla el vientre inspirando y desínflalo expirando. Repite esto 3 veces. Luego, déjate llevar por una sensación de bienestar, asociada a alguna imagen: una siesta estival, por ejemplo. Indica a tu cerebro tu deseo de hundirte. Un plus: los aceites esenciales de manzanilla. Dos gotas en el hueco de la muñeca bastan. Puedes también recurrir a un set de avión, como son una almohada de viaje, antifaz oscuro y tapones para los oídos.

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