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Colorear el cabello con papel crepé o con tizas pastel, ¡pero mucho cuidado!

Tony Sanmatías

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No es que las ciencias adelanten que es una barbaridad…, no, es que en época de crisis la gente le da al coco más que una mona. Tal es así, que ya desde hace tiempo son muchas las jovencitas –y otras menos jóvenes- que ya no usan el clásico tinte capilar para colorear sus cabellos, como tampoco van a la peluquería para ello. Y hago constar que esta cuestión no la he comentado ni hecho pública en Blogópolis hasta ahora, cuando ya no tiene vueltas atrás, siempre por respeto a mis colegas, los profesionales de la peluquería, a fin de no echar leña al fuego de sus intereses comerciales y de imagen. Pero comprar un tinte en una perfumería, un supermercado o en cualquier tipo de tienda profesional, como ir a una peluquería a darle más tonalidad o cambiar el color del pelo por otro de colorines extremados, tan de moda de un tiempo a esta parte, es caro, y estas chavalillas andan escasas de recursos económicos, por lo que tienen que recurrir a inventárselas como pueden, en esto y en otras muchas cosas, por ejemplo, cortándose el cabello en casa, bien por ellas mismas o por una amiga “manitas”.

¿Sabéis que hacen? ¡¡Colorear sus cabellos con tizas  o papel de colores pasteles!! Sí, sí…, esas mismas tizas de pizarra o papel crepé (el arrugado) o también llamado Pinocho. Y que me perdonan mis colegas peluqueros por publicar el detalle, pero esto viene a causa de ellos mismos, por aguantar tantas y tantas tropelías de las casas productoras de cosméticos capilares, entre las que destacan la carestía –por supeditación publicitaria a una u otra marca- de los productos que se hacen llamar “profesionales”, lo que hace que el producto tintóreo le resulta excesivo, cuando son los mismos (de igual formulación) a los de venta en sectores ajenos al peluquero, entre otras cuestiones en las que no voy a entrar ahora pero que las expongo ampliamente en uno de mis nuevos libros al respecto, El jardín vallado del peluquero.

Dicho lo anterior (pues estaba obligado a matizar), veamos cómo funciona el colorearse el cabello con papel crepé o tizas pastel: Ambos están impregnados de anilinas, dando una escala amplia de colores, azules, marrones, rojos, verdes, cobres… hasta el amarillo huevo.

Pues, bien, las jovencitas toman el papel y lo someten a agua ligeramente caliente. Con las tizas-color solamente lo humedecen previamente y después se colorean el cabello con la propia tiza (para pasar a planchárselo directamente).  La cantidad de papel a utilizar irá en función al largo del cabello e intensidad de color deseado, normalmente una hoja para melenas cortas o una tiza-color. Lo dejan temperar y, mientras tanto, se lavan y secan sus cabellos a fin de conseguir en él una mayor penetración colorante. Posteriormente, se aplican el color resultante, unas para tonalizar sus cabellos castaños (con los marrones) y otras para destacar con colores chillones (azules, verdes, rojos…), con estos últimos previamente decolorado el cabello fuertemente para un color total, en mechones o para conseguir mechas californianas. Y, ya, para finalizar, dejan que actúe el preparado entre media y una hora y retiran el sobrante solamente con agua, sin utilizar champú alguno. Resultado: Sus cabello está divinamente coloreado a su gusto y sin daño alguno, bueno…, de exceptuar el decolorado, que a resultas de la decoloración previa, estará con el castigo correspondiente. Posteriormente lo secan ¡¡y a presumir durante dos o tres semanas que les dura el coloreado personal en casa.

Pero, ¡¡cuidado!! Porque estas osadas jovencitas desconocen, igual que aquellos jóvenes de similar edad y un sinfín de mujeres experimentadoras que se apuntan a este ahorrativo sistema colorante (varias hojas cuestan solamente un euro y tienen para varias ocasiones), es que las anilinas que contienen las tizas pastel y el papel crepé (o de Pinocho) pueden ser tóxicas, más rápidamente al estar al contacto con el calor de la cabeza (36-37º) durante varios días, lo que se incrementa con el calor que aumentan en base a sus eufóricos y continuados juegos. Es igual a como reaccionan las anilinas de los disfraces al estar en contacto con el organismo durante horas en aquellas personas susceptibles a reacciones alérgicas a este tipo de anilinas, incluso, a veces, alternativamente usándolos varios días.

A este respecto, la doctora Ana María Girardelli, jefa del Servicio de Toxicología de un conocido hospital español sale al paso de las posibles intoxicaciones: “Las anilinas de estos productos son tinturas industriales que ingresan en el organismo por todas las vías, tanto por la cutánea, como por la respiratoria y la oral. Las anilinas ``actúan por transformación de la Hemoglobina dentro del glóbulo rojo´´. Esta es la proteína que transporta el oxígeno desde los pulmones al resto de organismo. Por acción de las anilinas se transforma en Metahemoglobina incapaz de cumplir la función de oxigenar los tejidos. El cuadro se conoce como Metahemoglobinemia y su gravedad depende de la cantidad de anilina a la que se expuso el paciente y por la duración de la exposición. Los niños y jóvenes son más susceptibles a sus efectos”.

Resumiendo: Es necesario hacer una prueba de tolerancia a este tipo de anilinas, de similar forma a como si fuera un tinte profesional o de perfumería. No lo olvidéis, chavalas, como tampoco vuestras madres. Puede mataros. Y no es broma.

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