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Mi criatura no es ningún Mono de Feria

Juana Guerrero

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¿Recuerdan al niño de “Solo en casa”?. Si, el rubito que saltó a la fama por protagonizar unas pelis en las que la liaba parda. Pues bien, este niño también fue noticia por divorciarse de sus progenitores en la vida real (llevó al extremo el personaje y quiso quedarse su casa en exclusiva para él). Y yo me pregunto, ¿cómo conseguirían esos padres desprenderse de semejante criatura?. Me lo pregunto sólo por curiosidad…, no para imitarles, ¡eh¡. Que yo con un cese temporal cortito de la convivencia maternal me conformaría (¿una semanita?, ¿al mes?) .

Pocos divorcios de estos se dan teniendo en cuenta que hay padres  corresponsables y madres con intereses muy oscuros, que se afanan en que sus criaturas adquieran más y más conocimientos ¿y...para qué?, ¿para hacer de ellas personas completas y autosuficientes?. Pues...¡NO¡, simplemente PARA VACILAR DELANTE DE LAS AMISTADES. Sobre todo delante de amistades con descendencia cuyas cualidades están por debajo de las de su criatura. Estoy segura de que cada vez que hay una comida conjunta preparan a su criatura como para opositar a una plaza de Ingeniería Técnica, no vaya a saltarse el nueve cuando cuente del uno al diez (en inglés o en mandarín), o confunda un ánade real con un pato común (si la comida es campestre). Y, claro, tú no eres de esa condición pero acabas entrando al trapo de alguna manera, no se vayan a creer que tu churumbel no está a la altura.

Sea por esa estúpida competencia entreparental o simplemente por lo que te bombardean acerca de la importancia de la estimulación temprana (que en mi opinión con llevar a la criatura a Las Vegas una semana tendría de sobra con tanta lucecita y música sin filtro), sometes a las criaturas desde su nacimiento a un intensivo programa  de alto rendimiento intelectual, en el que las tradicionales nanas dan paso a la música clásica, mucho más intelectualoide. Aunque si tenemos en cuenta los resultados que le dieron a la Pantoja cantarle “Mi pequeño del alma” a Paquirrín, quizá el cambio esté algo justificado. Otro gran recurso que no puede faltar es el método Baby Einstein, que el nombrecito no se yo si es muy adecuado, a no ser que haga referencia a los pelos que se te quedan después de tanta música frenética y no a la capacidad intelectual del científico. Porque, una ha visto mil veces esos videos y lo que acabas es idiotizada, incapaz de expresarte con frases complejas, y yendo por la calle diseccionando la realidad en pequeñas unidades independientes: “árbol-grande”, “coche-rojo”, “casa-pequeña”…Vamos, que estoy segura de que E.T. siguió a raja tabla este método: “Mi casa, teléfono...”

Conforme la criaturita va madurando el nivel de exigencia es mayor, y con el ansia de convertirla, para su posterior exposición pública, en una persona del Renacimiento, tipo Leonardo Da Vinci, se la apunta a todo tipo de actividades extraescolares donde cultivar su mente, su cuerpo y su espíritu, que ahora está muy de moda lo del desarrollo emocional. Así que los lunes, miércoles y viernes aprende inglés; los martes y jueves a primera hora va al conservatorio , y a última a fútbol y tenis, alternativamente.

¡Vaya¡, la criatura tiene una agenda más repleta que un cargo directivo. ¡y no llega a los cinco añitos¡. ¿Realmente hay necesidad de saturarlos tanto?. Yo pensaba que esto de las extraescolares era un truco para perderlos de vista también durante la tarde, pero ¡qué va¡, suponen un sobreesfuerzo para madres y padres corresponsables, que pasan las tardes en un cansino peregrinar de una clase a otra, cargando con sus mochilas, y aguantando en las largas esperas a otras madres y/o padres corresponsables en las mismas circunstancias, con los que al final acabarán formando un nuevo grupo de whatsapp.¡¡HORROR¡¡. Y lo que puede ser aún peor…cuando son más pequeñitos tienes que acompañarlos en clase, por ejemplo en las clases de música o en natación. Este acompañamiento, que es una manera de ahorrarse personal, te lo venden como refuerzo afectivo-emocional entre la criatura y sus progenitores. Superideal si vas de madre guay; superfaena si eres una mu´ malamadre pluriocupada. Pero bueno…luego compensa cuando le dices al vecino del quinto, cuya hija toca a la perfección la flauta travesera (que no la de Bartolo), que tu criatura ya nada a mariposa, aunque sea a perrito…¡qué se yo de animales, y mi vecino de estilos de natación¡. A ver de qué le va a servir a esa redicha la flautita, travesera, si se está ahogando en una piscina.

En fin, que hay quienes meten información a la fuerza a sus criaturas para reforzar su propio ego, sin darse cuenta de la humillación que puede suponer para ellas. Con menos de cinco años les obligan a aprender las pirámides de Egipto, la Tabla Periódica, y si lo admite hasta el alfabeto griego, para que luego lo repitan entre sudores y bochornos ante gente desconocida; o bien siempre llevan, casualmente, una armónica en el bolso para que entonen un do-re-mi, e incluso las zapatillas de ballet para que se marquen unas puntas. Vamos, lo que viene a ser un Mono de feria, abocado a un diván terapéutico.

Vivamos y dejémosles vivir. Qué disfruten aprendiendo lejos de estreses, presiones y estúpidas competiciones, que eso forma parte de la edad adulta. Los niños y las niñas sólo deben ser eso niños y niñas, cada cual con sus limitaciones, y hemos de tratar de evitar frustraciones innecesarias. Bueno, les dejo que ya sale mi retoño de su clase de Astronomía y llegamos muy justos a la de Sudokus para lactantes. A ver, repite conmigo: La Tierra, Urano, Marte, Plutón...

(Hoy inauguro, con su permiso, un rinconcito dedicado a las MU´MALASMADRES OPTIMISTAS, en el que compartiré la mayor chiquillada que haya hecho mi criatura en los últimos siete días, tratando de buscarle el lado positivo. Si quieren compartir las suyas, por aquello de “mal de muchas/os…”  les invito a hacerlo).

EL RINCON DE LAS MU´MALAS MADRES OPTIMISTAS

“Subió la temperatura de la lavadora a 90 grados y la ropa, además de salir muy limpia, salió muy chiquitita. Pero estoy contenta… ¡porque en esa lavadora no había ni una sola prenda de mami¡.

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