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Tu extraña relación con los problemas y cómo solucionarla

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José María Gomáriz

30 de octubre de 2017 09:29 h

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Problemas tenemos todos. Habrás oído o pronunciado esa frase, como decía Sabina, cienes de veces. La vida es significado, esto me lo habrás leído más de una vez seguramente. Y depende del significado que le des a las cosas, tendrás unas reacciones y consecuencias u otras.

Definamos “Problema”. ¿Qué significa para ti la palabra problema? Piénsalo un poco antes de seguir leyendo.

Podemos llamar problema a muchas cosas, a infinidad de situaciones. Generalmente llamamos problemas a situaciones que no nos gustan, que tienen un resultado diferente al que nos gustaría. Situaciones que pueden perjudicar a nuestra salud, a nuestra economía, a nuestro bienestar o a cualquier otro sector de nuestra vida.

Los problemas tienen una naturaleza muy diversa y nos afectan de manera diferente a unos y a otros.

Pongamos como ejemplo la situación actual en Cataluña. ¡Ojo! No voy a entrar a valorar el conflicto ni en política, sólo desde el punto de vista del análisis de un problema.

En Cataluña hay una situación incómoda para todos, para los que no se sienten españoles y para los que no quieren dejar de serlo. Aunque estemos hablando de un mismo conflicto o situación no deseada, el problema para “unos” es diferente que para “los otros”. Esta distinción de “unos y otros” también se puede considerar “un problema”. ¿Dónde está la diferencia del problema entre unos y otros? En el significado.

Una bandera, un escudo, un símbolo, están cargados de significados. Y dependiendo de la intensidad que le demos irán cambiando nuestras acciones. Y cuidado, que aquí entramos en terrenos fangosos. Sólo tenemos que ver los conflictos, deportivos, religiosos, etc.

¿Cómo te relacionas tú con los problemas? ¿Cuál es tu relación con ellos? ¿Qué significan para ti? ¿Te gustaría solucionarlos? ¿Estás dispuesto o dispuesta a pagar el precio?

Un problema se convierte en problema cuando tú lo declaras como tal. Sí, lo siento, tú eres responsable de tu vida y por tanto de tus problemas. Esto quiere decir que tú puedes influir de manera positiva en tus problemas, para empezar no declarándolos como tal y esto no significa mirar para otro lado.

Te pongo un ejemplo. Imagina que tienes un negocio o quieres emprender un nuevo negocio. Para que un negocio funcione y te genere ingresos, tienes que tener clientes que te compren y paguen tus servicios o productos. Cuando empiezas a realizar tu plan de viabilidad y desarrollar tu proyecto detectas que no tienes ni idea de marketing ni de ventas. ¿Qué es lo que se pasa por tu cabeza? “Tengo un grave problema, no sé cómo vender ni captar clientes”.

¿Lo ves? Has sido tú quien lo ha declarado el problema, incluso le has sumado el adjetivo “grave”.

¿Cómo vive una persona con problemas? ¿Cómo se siente? ¿Asfixiado? ¿Agobiado? ¿Deprimido? ¿Estresado? ¿Cómo camina una persona con problemas? ¿Cómo respira? ¿Cómo se relaciona con los demás? ¿Qué actitud tiene? ¿Cómo ve las cosas? ¿Cómo ve el futuro? ¿Cómo es su humor? ¿Cuáles son sus pensamientos? Piensa en unos instantes es estas preguntas y respóndelas.

¿Ya? ¿Las tienes?

Ok. Cambiemos el significado de la palabra “Problema”, a partir de ahora, elimina de tu vocabulario esta palabra. Llámalo “Área de mejora” u “Oportunidad de crecimiento”. No se trata de ignorar una situación, no se trata de mirar hacia otro lado, se trata de reprogramar tu mente con el vocabulario adecuado que te ayude a resolver y cambiar las situaciones que no te gustan o que quieres mejorar, eliminando la sensación de angustia que te genera pensar que tienes problemas.

Dice un proverbio que… “Todo problema, tiene una solución”. Hay otro proverbio chino que dice: “Si tu problema tiene solución… ¿Para qué preocuparse? Y si no tiene solución… ¿Para qué preocuparse?

Yo me atrevería a decir que “Todo problema puede tener una, dos, tres o más soluciones si sabemos buscarlas”.

Recuperando el ejemplo anterior como propietario de negocio o emprendedor, ahora en vez de declararlo problema, lo vamos a declarar oportunidad. Empiezas a desarrollar tu plan de viabilidad y detectas que no tienes ni idea de marketing ni de ventas. Y te dices…

En este momento tengo una magnífica oportunidad para seguir creciendo. Detecto que en mi empresa tengo una amplia posibilidad de mejora, una oportunidad para aprender a vender y captar clientes. Me formaré en esta disciplina que además me servirá para esta o cualquier empresa. Aumentaré mis dotes de comunicación y negociación.

O bien puedes valorar la posibilidad que ese trabajo de marketing y ventas te lo realice un profesional externo y tú dediques tu tiempo en lo que seas más productivo.

La situación es la misma, el significado y el enfoque totalmente distinto. Cuando tratas una situación desde la oportunidad de mejorar, tienes la sensación de progreso, de crecimiento, una de las necesidades primarias del ser humano y como te hablé en el artículo de la última semana, el crecimiento y el progreso es felicidad. El ser humano es feliz mientras está progresando y creciendo.

Pregúntate ahora… ¿Cómo vive una persona que está mejorando continuamente? ¿Cómo te sientes tú cuando estás progresando en un aspecto de tu vida? ¿Cómo de orgulloso/a estás cuando te demuestras tu capacidad de aprendizaje y de resolución de obstáculos? ¿Cómo te ves con mejores habilidades comunicativas? ¿Cómo de seguro te sientes con mayores conocimientos de negociación?

Benditos “problemas” que nos ayudan a crecer y resolver situaciones llenándonos de aprendizaje. Atrévete, toma ciertos riesgos, cuando sale bien, eres más feliz y si sale mal, más sabio.

Espero que te sea de gran ayuda y como siempre te digo, no me creas sin más, ponlo en práctica y compruébalo por ti mismo.

Que tengas una semana extraordinaria.

Salud y éxitos.

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