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Sobre este blog

Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

Doñana, bien vale un acuerdo

La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, pasea por Doñana con el presidente de la Junta, Moreno Bonilla.

Eduardo Moyano

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En un alarde de pragmatismo, el rey hugonote (protestante) Enrique de Navarra dijo “París bien vale una misa”, convirtiéndose al catolicismo para así poder acceder a la corona de Francia como Enrique IV. El mismo pragmatismo que tuvo aquel gran rey francés hace más de cuatro siglos lo han tenido ahora los representantes de la Junta de Andalucía y el Gobierno de España para, dejando a un lado sus diferencias políticas, alcanzar un acuerdo sobre los regadíos que amenazan la sostenibilidad de Doñana, el humedal más importante de Europa.

Voluntad de acuerdo

La importancia de ese incomparable espacio natural merecía el esfuerzo realizado por ambas administraciones para solucionar un problema que llevaba enquistado casi dos años, justo desde que, en enero de 2022, PP y Vox, presentaran en el Parlamento andaluz una proposición de ley para legalizar y ampliar los regadíos ubicados en el entorno de Doñana.

En un ambiente como el actual de tanta confrontación política, el acuerdo es una buena noticia, yo diría que balsámica. Ambas administraciones han renunciado a las posiciones de partida que habían provocado un enfrentamiento entre ellas, y, tras una compleja negociación, se han puesto a cooperar para salvar una de las grandes marcas de nuestro país y de Andalucía en el mundo.

La presión de la UE y de la UNESCO (por ser Doñana reserva de la biosfera) ha servido para que, tanto la Junta de Andalucía, como el Gobierno, hagan de la necesidad virtud, apostando por el realismo y reconociendo que sólo mediante la cooperación entre administraciones es posible proteger un espacio natural tan sensible y de tanta relevancia para la biodiversidad como Doñana.

Lo que no debió producirse (la presentación de la proposición de ley en el Parlamento andaluz) se ha podido enmendar ahora gracias a la entente cordiale entre el presidente del gobierno andaluz Juan M. Moreno Bonilla y la ministra de Transición Ecológica (MITECO) Teresa Ribera. Ambos dirigentes han alcanzado un acuerdo que ha contentado a todas las partes: Junta de Andalucía, gobierno de España, organizaciones agrarias del entorno de Doñana, asociaciones ecologistas… demostrando que, cuando hay voluntad, la política sirve para resolver problemas y no para crearlos.

Contenido del acuerdo

El acuerdo supone la asignación de un montante global de 1.406 millones de euros para financiar distintas líneas de actuación. La administración central aporta 706 millones de euros: 356 millones proceden del plan de inversiones aprobado el pasado año (y cuyo principal objetivo es crear una red de canalizaciones para reflotar el acuífero) y 350 millones se libran ahora para financiar el plan de reconversión de la zona agrícola (incentivando a los agricultores para que cambien la orientación de sus cultivos)

Por su parte, la Junta de Andalucía aporta 700 millones de euros: 300 millones dentro de un plan de depuración de aguas y de inversiones hidráulicas, y 400 millones para cofinanciar el citado plan de reconversión agrícola.

Las líneas específicas de actuación establecidas en el acuerdo son de tres tipos. La primera tiene por objetivo renaturalizar el entorno de Doñana, de forma que parte de las actuales tierras agrícolas se transformen en espacio forestal. Para ello se les concederá a los actuales regantes que quieran reforestar sus tierras 10.000 euros por hectárea por un periodo de diez años (es decir, 100.000 euros) con el compromiso de que mantengan esa orientación forestal durante treinta años. La segunda línea de actuación tiene por objeto transformar en secano los actuales cultivos de regadío para así reducir la presión sobre los acuíferos. Para ello se les dará a los agricultores que opten por esta vía 2.500 euros por hectárea por un periodo de cinco años, con el compromiso de mantener en secano sus tierras de cultivo al menos durante diez años. La tercera línea de actuación consiste en conceder 1.000 euros por hectárea a los agricultores que orienten sus cultivos agrícolas a la producción ecológica.

Como han señalado los firmantes del acuerdo, que califican de “histórico”, el plan no supone exculpar a los agricultores que estén utilizando el agua ilegalmente, ya que continuarán abiertos los expedientes de sanción y seguirá el cierre de pozos ilegales (1.200 pozos han sido cerrados desde 2018 por orden del MITECO).

Como complemento del acuerdo, está el compromiso de acelerar la ejecución de inversiones ya en marcha, y que sin ellas el efecto de las demás actuaciones será limitado. Así, por parte del MITECO se acelerarán las inversiones dirigidas a reflotar el acuífero mediante el plan de canalizaciones ya aprobado hace un año, y por parte de la Junta de Andalucía se impulsará la implementación del Plan de la Fresa (2014), así como diversas inversiones destinadas a mejoras hidráulicas y depuración de aguas.

De forma adicional, y más allá de las líneas directamente relacionadas con Doñana, el MITECO invertirá 32 millones de euros para la mejora de las condiciones de vida y habitabilidad de los temporeros agrícolas que trabajan en el cultivo de la fresa en la comarca.

El pragmatismo y su recompensa

En definitiva, es un buen acuerdo que, sobre la base del pragmatismo, ha sido valorado de forma positiva por casi todas las fuerzas políticas (con excepción de Vox), así como por la comunidad científica y las asociaciones agrarias y ecologistas. El acuerdo nos permite reconciliarnos con la política en momentos donde parece imposible la cooperación en asuntos que debieran estar por encima de las luchas partidistas. Cabe recordar que el rey Enrique IV pasó a la historia de Francia como uno de los mejores reyes del país vecino, lo que demuestra que el pragmatismo y el sentido de estado tienen su recompensa. Ahora sólo falta que llueva.

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Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

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