Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.
Ofrenda al sol

Amanece en esta noche del solsticio y ya está la pequeña Lucía esperando impaciente la llegada de su padre. Apenas ha cumplido los dos años y ya ha memorizado la hora a la que él entra en su habitación y la coge amorosamente en brazos para sacarla a pasear en el cochecito que le regalaron sus padrinos cuando nació. Sabe también Lucía que su madre se levantará algo más tarde, después de una noche en vela dándole el pecho a su hermano Hugo, nacido hace solo un mes. A Lucía le basta con oír el sonido de la radio de su padre para ponerse de pie en la cuna y agarrarse nerviosa a los barrotes saltando y brincando.
Han salido al paseo marítimo y su padre empuja el cochecito, comenzando el running que suele hacer todos los días a esas horas tan tempranas. Corre a buen ritmo, respirando de forma acompasada como el deportista experimentado que es. Lucía va sentada en la sillita con el cuerpo erguido hacia delante, sintiendo en su rostro la fresca brisa del mar y contemplando el cielo que ya empieza a alborear. Mira al frente como si estuviera en la locomotora de un tren que recorre toda la costa y su padre fuera el maquinista.
Al llegar al espigón, varios pescadores le sonríen y le hacen algunas carantoñas sin dejar por ello de mirar el cimbreo de sus cañas clavadas entre las rocas del acantilado, pendientes de que algún pez muerda el anzuelo. Grupos de adolescentes con caras de haber trasnochado esperan silenciosos la salida del sol, y un grupo de mayores hace ejercicios de taichí siguiendo las instrucciones de una joven monitora.
A la pequeña Lucía le deslumbra el resplandor que ya anuncia el amanecer, y tiene que cerrar los ojos. Es como si entrara en una estación llena de luz. Una vez allí, en el espigón, su padre la baja de la sillita, la lleva en brazos hasta la caleta solitaria y se sientan los dos en la orilla. Lucía apoya la espalda en las piernas fuertes y poderosas de su padre, sintiendo cómo el mar va mojando lentamente sus diminutos pies con ese oleaje suave tan característico de los primeros días del verano.
Justo cuando el sol ha salido por levante con su fuego intenso y rojizo inconfundible, su padre se pone de pie y alza en brazos a Lucía mirando hacia el horizonte por donde salen los primeros rayos. Parece como si la estuviera ofreciendo al sol y a los dioses marinos para que la llenen de energía y viertan en su pequeño cuerpo de ángel un manantial de salud y sabiduría. Es una ofrenda luminosa de vida, de amor y ternura.
Años más tarde, Lucía, ya joven estudiante de Bellas Artes, reviviría ese primer recuerdo infantil leyendo emocionada las memorias de Pablo Neruda Confieso que he vivido. En ellas, el poeta chileno evocaba los viajes en la locomotora de su padre descubriendo el sol, la lluvia y el intenso colorido de la naturaleza conforme el tren se abría paso entre los bosques de la Araucanía.
Hoy, en los lienzos que expone Lucía en La Recova se refleja la mágica explosión de colores de su paleta, como un arco iris extendido sobre el mar. Contemplando la luz que impregna la sala, piensa Lucía en el influjo de aquellos luminosos días ya lejanos de verano, en los que su padre la llevaba a ver amanecer en la playa solitaria del espigón.
Sobre este blog
Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.
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