Operación Jonás
This is not a photo opportunity. De repente, detecto puntos de encuentro en temas aparentemente distantes.
Si Bansky hubiera estado en Córdoba habría acudido a este lugar que ven aquí y habría buscado un punto donde escribir la famosa frase con la que empieza este artículo. No lo habría tenido fácil, pues en ese espacio apenas hay una valla y no sabría dónde hacer el grafitti, quizá en el suelo. Sin embargo, el ayuntamiento ha colocado allí a Jonás, el pez esculpido por Luis Celorio y que, polémicas aparte sobre la participación ciudadana o la incomunicación con el artista, ha sido ubicado al revés. A mi humilde parecer, ése es el verdadero error de la Operación Jonás. Se concibe el espacio como un lugar para la pose, hoy llamada postureo, en lugar de un espacio para el disfrute o la contemplación.
Es simple, y generalizando, Córdoba se ha convertido en un escenario al que traer turistas para que hagan fotos, las compartan en sus muros virtuales y consigamos impactos que provoquen la llegada de más turistas. Y está funcionando, al menos así lo atestiguan los datos.
Pero, ¿dónde ha quedado la actitud crítica?. ¿Dónde la enterraron? ¿Cuándo ocurrió y por qué no reaccionamos ante ello?
La paulatina banalización de los contenidos que se nos ofrecen, la docilidad de la sociedad y los medios de comunicación ante situaciones gravísimas, las jornadas de trabajo infinitas e infraremuneradas que nos llevaron a la infelicidad y al desentendimiento de los cuidados hacia los demás, la prioridad hacia el yo, la desaparición de la conversación, el asesinato del diálogo a manos del monólogo, la actitud plana, indiferente y temerosa de los políticos decentes ante las tropelías de los indecentes, la apatía en el voto, la picaresca, la economía sumergida también a pequeña escala, los recortes en educación y cultura, la asunción popular de esos recortes, la telebasura, la radiobasura, la prensabasura, las prisas, nos llevaron hasta esa pose.
Aún hay muchos que no lo están viendo, por eso siguen buscando excusas para no impulsar una verdadera revolución relacionada con la libertad. Yo mismo, a pesar de mi relativa juventud, siento que he tirado parcialmente la toalla y juego en ocasiones a conformarme con los placeres menores del día a día. Envidio a los valientes, a veces me dan arrebatos pero acabo amagando. Si no le dan la vuelta a Jonas, quizá algún día me vaya con un rotulador y escriba allí que ése no es un lugar para hacer fotos.
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