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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Peces muertos

Peces flotando en el embalse de La Colada

Alfonso Alba

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19 toneladas de peces muertos son muchos peces muertos. En La Colada habrá unos 50 hectómetros de agua embalsada. Es una cantidad nada desdeñable y, desde luego, más que suficiente para garantizar la salud de la fauna. Pero durante diez días, técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana han estado retirando cadáveres de miles de peces muertos. Casi 19 toneladas. Una barbaridad.

Sin ser técnico ni experto, que 50 hectómetros de agua estén tan contaminados como para provocar una enorme mortandad de peces es algo que preocupa mucho. Y más sabiendo que es el agua que sale por el grifo de los hogares de 80.000 cordobeses que viven en las comarcas del Guadiato y Los Pedroches.

La Colada se construyó hace más de una década pero nunca sirvió para nada. Desde que se hizo, fue acumulando agua y, ahora lo sabemos bien, vertidos. Se proyectó para dar de beber a las sedientas comarcas del norte de la provincia de Córdoba. Pero la construcción de su red secundaria, las tuberías que conectasen el embalse con la red de agua provincial, se paralizó por aquella crisis económica del 2008. Se estimó que no era una obra prioritaria.

En el fondo, a estas alturas no sé si da igual que esa obra se hiciera o no. Quizás es más importante saber porqué se ha permitido que durante años se haya vertido sin control alguno a este embalse. La depuradora de Pozoblanco o no funciona o es insuficiente. En la zona hay industrias agrícolas que también vierten sin control al Guadarramilla. Y han sido años y años de vertidos los que literalmente han llenado de, perdón, mierda un embalse del que se pretendía que bebiera la gente.

A estas alturas, el proyecto de conexión entre Sierra Boyera y Puente Nuevo todavía no estaría acabado. Es cierto que desde abril los vecinos no habrían tenido agua alguna. Ni para ducharse, ni para limpiar, ni para dar de beber al ganado. ¿De verdad se están bebiendo eso por muy animales que sean y por mucho que una vaca beba sin problema de cualquier charco? Yo tengo mis dudas. Pero la obra estaría cerca de acabarse y el infierno acuífero del norte de Córdoba llegando a su fin.

El agua es fuente de vida. Su ausencia es sinónimo de muerte. Lo sabemos en la búsqueda de vida en el espacio. Sin agua, no hay vida. En la tierra tampoco. El norte de Córdoba se muere. Antes lo hacía lentamente pero ahora va cuesta abajo y sin frenos. ¿Quién va a querer vivir en un sitio donde lo que sale del grifo mata hasta a los peces? ¿Quién va a querer invertir en una comarca con un problema tan importante?

Desgraciadamente, a estas alturas lo único que puede devolver la dignidad a la zona es que llueva, y mucho. Pero dudo que el problema de La Colada se pueda arreglar a corto plazo. ¿Es que nadie va a pedir responsabilidades por algo tan grave?

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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