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Una larga y aburrida campaña electoral

Alfonso Alba

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Lo confieso: apenas llevamos un par de semanas de precampaña electoral y ya estoy agotado. Y aún quedan muchos, pero que muchos meses, hasta que finalice un año de elecciones 'non stop': autonómicas, municipales, catalanas (que también nos darán la lata) y generales.

En estas dos semanas ya nos podemos hacer una idea de cómo va a ser el año: largo, aburrido y sucio. La vieja política, la de los mítines y la pegada de carteles, se mezcla con la nueva, la de las redes sociales, de una manera agotadora y bastante simplista: los partidos y candidatos piensan que todo aquello que digan que sea más largo que un tuit no vale. Ya saben, apenas 140 caracteres. Y hay que ser muy ingenioso, muchísimo, para sintetizar de una manera tan bestia un discurso.

No sé si es por que los partidos aún no saben a qué jugar, si a lo viejo que siempre funcionó o a lo nuevo que parece que funcionará, o por que una increíble incertidumbre ante lo que puede pasar, en los cuarteles generales de todos los partidos los nervios están a flor de piel. Y eso es, precisamente, lo que nos lleva a la que puede ser la campaña electoral más sucia y aburrida de la historia de España a la que los periodistas no somos, ni mucho menos, ajenos.

En cada sede de cada partido se andan estos días tentando la ropa ante lo que pueda pasar. Las encuestas exponen un panorama post electoral difícil de gestionar: un PSOE sin mayoría absoluta que probablemente no la alcance ni pactando con IU (si es que vuelven a pactar alguna vez, algo que la militancia de IU no entendería), un PP que pierde todo el gas que casi lo llevó a la mayoría absoluta en 2012, la entrada de Podemos y Ciudadanos, con su más que probable negativa a pactar con nadie, y quien sabe qué más. Y todo a apenas dos meses de otras elecciones trascendentales, las municipales, en las que nadie sabe tampoco qué va a pasar.

Esa incertidumbre, unida al nerviosismo, al deseo de salir en la foto (como si eso diera votos) y a las ganas de llenar y llenar páginas de periódicos (tediosas y muy aburridas) han llevado a los partidos a iniciar antes de tiempo una campaña electoral vacía, que parece que se juega más en los medios comunicación y en las redes sociales que en la calle, en la que a estas alturas este que escribe estas humildes líneas aún no ha escuchado a nadie explicar cómo va a pagar la tremenda deuda que acumula la Junta de Andalucía (o si la va a auditar), qué controles va a poner para frenar la galopante corrupción, qué modelo económico plantean para una zona con un millón de parados, qué esperanza le dan a los que no tienen empleo de encontrar uno en un plazo razonable... O quizás, si lo han dicho (que es lo más probable) yo no me he enterado por que estaba más preocupado en saber si la foto de la chica desnuda que ha circulado por whatsapp era o no Teresa Rodríguez, si lo que dijo Albert Rivera era tratarnos a los andaluces como etíopes, si alguien conoce de verdad a Moreno Bonilla o es un holograma, si Susana Díaz se ha quedado embarazada a posta para lucir barriguita en los mítines o en explicarle a los militantes de IU que existe el periodismo interpretativo, y que los periodistas también analizamos la realidad y no estamos obligados a reproducir como un loro docenas de eslóganes enlatados y entrecomillados.

En fin, qué les voy a decir a ustedes. Un coñazo.

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