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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

La burbuja

Aficionados contra la SuperLiga

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En 2006, la banca española y algunas (pocas) cajas de ahorro comenzaron a deshacerse del ladrillo. En 2010, poco antes de que todos supiésemos lo que era la prima de riesgo, se deshicieron de toda la deuda pública que pudieron. En 2021 de lo que se deshacen es de sus trabajadores.

La banca, lo saben los economistas, casi siempre se anticipa a lo que se viene. Y siempre gana, como en el Monopoly.

El horizonte que comienza a dibujar el sector financiero español, aseteado por una doble crisis, es complejo y pesimista. La revolución tecnológica, la sustitución de personas por máquinas, y esa tendencia a buscar siempre el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo (modelo Ikea) es lo que está llevando a prescindir de miles de trabajadores sin que, de momento, la banca esté sufriendo pérdidas. Quizás no está ganando todo lo que ganó en años anteriores, pero hasta esa visión es incorrecta.

El Banco Central Europeo le ha dado a la máquina de imprimir billetes, tanto que si hay algún ahorrador con dinerito que lo quiere cambiar de banco... ¡sorpresa, no lo quieren! El sistema está llegando a un nivel tan absurdo en el que las entidades financieras no quieren depósitos sino productos que le ofrezcan enormes rentabilidades inmediatas.

El sistema empieza a generar burbujas, cada vez más hinchadas que todas las anteriores, por un sistema económico que es perverso: el crecimiento perpetuo. Y ya lo sabemos: es imposible crecer hasta el infinito en un mundo que es finito.

El ejemplo más elocuente lo está dando el fútbol. La SuperLiga esa no deja de ser una huída hacia adelante de un sector que ya no puede crecer más y que ha agotado su modelo. El aficionado del fútbol ha sido exprimido como un limón al que ya no le queda ni la cáscara: ya no se puede abonar a más plataformas, no se puede comprar más camisetas ni puede adquirir más abonos, para que encima lo maltraten con partidos a cualquier hora del día de cualquier día de la semana. Tampoco se merece que los clubes sean entidades cada vez más opacas donde los futbolistas son unos seres mitológicos inaccesibles y al margen de la realidad.

Además, al fútbol les quedan pocos nuevos mercados. El de China ya está conquistado y no sé yo si habrá que inventarse nuevos aficionados en otros planetas. Es decir, las televisiones no van a pagar más por algo que ya les sale muy caro. Al contrario, han olido la sangre y van a pagar mucho menos. El mundo del fútbol no puede seguir creciendo. Es decir, no puede seguir como hasta ahora. Todo lo que le queda es ordenar un decrecimiento que para algunos puede ser muy doloroso.

La economía global se enfrenta a un reto similar. La pandemia ha dejado al sistema desnudo. Las burbujas van a ir estallando una detrás de otra y siempre es mejor ordenar esas explosiones. Y estar preparados. Creo que no hay millones de euros suficientes en los fondos Next Generation para enfrentarnos al reto titánico que se nos pone por delante: transformar la economía y el sector productivo.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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