Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
“Lo voy a arreglar”
No, hace un siglo nuestros bisabuelos no se bebían hasta el agua de los floreros en fiestas en las que siempre amanecía, se banalizaba la vida y se hablaba, algo, de política. La España de los años veinte del siglo pasado tenía a sus ricos y sus burgueses que se lo pasaban estupendamente bien y a los que la Primera Guerra Mundial hasta había enriquecido. Pero la gran masa de españoles bastante tenían con llegar al final del día (¿qué es eso del final de mes?). Pero sí, fue una de esas extrañas etapas en la historia en la que España prosperó, más tarde que nunca, pero en las que se comenzó a gestar algo que llegó tarde, la II República, con todos sus defectos pero con muchas virtudes.
Un siglo después, muchos quieren comparar el momento actual con el de hace un siglo, en el que de repente, tras salir de una pandemia (los europeos del siglo XX venían de una guerra mundial) toca celebrar y bebernos la vida. Con muchos matices y diferencias, un poco estamos en eso. No tenemos tiroteos en las calles, fiestas locas, gente elegante, ni nada de eso. Pero sí que es cada vez más difícil encontrar sitio en un restaurante o que vamos a tener una de esas ferias históricas en afluencia. La Semana Santa y las cruces han sido un anticipo de lo que puede ocurrir durante la Feria: gente con muchas ganas de pasárselo bien y de olvidarse que la vida... es complicada.
Los últimos años han traído al mundo una sensación de incertidumbre desconocida desde 1945. Hasta ahora, la perspectiva siempre era de que, a pesar de algunos, el futuro iba a ser mejor. Ahora asumimos que no será así, rezamos por quedarnos como estamos y sabemos que la inflación, los precios de los combustibles, la guerra en Ucrania, la crisis de suministros y hasta de alimentos nos van a matar. Venimos de una pandemia donde hemos visto morir a gente cercana, hemos sufrido la distancia de los confinamientos en un país muy familiar y social, y tenemos ganas de olvidar, aunque sea por un rato, todas esas penurias.
Pero claro, ya sabemos lo que vino después de los locos años veinte. En el siglo XXI no será como entonces. Como me cuenta hoy Daniel Bernabé, no habrá señores con bigotillo ordenando fusilamientos desde un balcón. Será un fascismo Instagram, con filtros. Muchos, angustiados de un mundo cada vez más complejo, cada vez más difícil de entender o de arreglar, optarán por las soluciones fáciles: escuchar al que diga que lo va a arreglar aunque no cuente cómo lo va a hacer.
Volviendo a salvar las distancias, algo así ocurrió con un “nefasto” presidente del Córdoba Club de Fútbol, Jesús León, en palabras de los administradores concursales. Aún resuenan en redes sociales aquellas palabras de León, ese “lo voy a arreglar”, cuando se le preguntaba por la crítica situación financiera del club. Muchos entonces creyeron en esas palabras mágicas. Ha dicho que lo hará y habrá que creerle. Y optaron por no hacerse preguntas. Ya sabemos cómo acabó la historia.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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