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El Prado 2 en Belmez

Alberto Almansa

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Dice el periódico que acaban de inaugurar un segundo Louvre en Lens, al norte de Francia. Lo han levantado sobre una vieja mina de carbón abandonada. Han tardado diez años en materializar la idea. Lo ha diseñado el estudio japonés SANAA. Ha costado 150 millones de euros que han puesto la región donde se ubica y  los fondos FEDER. Esa zona es además un vivero de votos de la extrema derecha, el feudo de Marine Le Pen. Es una tierra asolada por el paro y la crisis.

Aquí en esta otra región europea, más al sur, conocemos los nuevos datos del paro. Cien mil en la provincia cordobesa. Casi un 20% más que hace un año. El primer edil, José Antonio Nieto, pulsa el botón de las bombillas lead de navidad y pide aparcar los problemas durante unos días en un apacible paseo por la pista de hielo y enfriar las penas con los otros hielos que el alcohol derrite más que nunca en estas fechas; los medios proclaman la universalidad de los patios que agonizan, en la esperanza de que la Unesco los perpetúe con la declaración y las entradas para ver al banquillo del Barça se esfuman en un plis plas.

En este clima, han bajado los del norte y le han acampado a Primo Jurado, que confiesa, menos mal, que él tiene amigos parados que le cuentan lo malo que es estar los lunes al sol. Le han colocado una caravana al lado de la Cruz de los Caídos y una carpa que recuerda al gobierno que representa que deben pagar 600 mil euros de nada para amortiguar el cierre minero. La viceportavoz del PP, senadora y presidenta de NNGG, Beatriz Jurado, descalifica el campismo reivindicativo y gélido, y tilda el asentamiento de ilegal, como animando a su Primo a que ordene a los guardias que desalojen  a esos rojos que empañan la imagen de este gobierno de hermanitas de la caridad que vende el país a precio de saldo y nos empuja al precipicio o al salto mortal, que son ya muchos, y no se cuentan, por ser pecado mortal eso de quitarse la vida. La concejala de turno dice que las fiestas del polvorón suman fe y tradición y los belenes sin bestias es la última apuesta  cultural del 2026.

No quieren los de Belmez, sin embargo, un segundo Prado, sobre una antigua mina, diseñado por un equipo nipón, a una hora del principal de Castellana, en una comarca golpeada por la desocupación tras la parada del ascensor que bajaba a los pozos. No reclama la Corporación 150 millones para combatir el negro futuro de estas gentes ya teñidas de oscuro, por los muertos  en galerías y en camas de silicosis. Piden una miseria, casi lo mismo que le han pillado en la cómoda de su casa a Díaz Ferrán o  en en el apartamento de la secretaria bilingüe de  su socio que compró la constructora cordobesa Marin-Hilenger.

Reclaman 100 millones de pesetas para hacer un parque agrotecnológico que rebaje un poco la tensión del bar por la mañana y las miradas perdidas. Otro polígono para construir aun cuando luego no habrá empresas que se acomoden en las naves, porque el campo quedará para que el señorito mate ciervos, se instalen más abajo huertos solares y algún espabilado obtenga valor añadido a la antigua cuenca, con un museo minero o un trenecito de juguete donde pasear los domingos a los niños de los que suben a la sierra en busca del mundo perdido.

Leyendo la noticia del Louvre 2, pienso qué buena idea para levantar estas escombreras en las que están convirtiendo nuestras tierrasque entierran a nuestras gentes. Fondos públicos gestionados por sociedades profesionalizadas que aporten riqueza y desarrollo a estos páramos. Un Prado 2 en Belmez, en Peñarroya, con un enlace ferroviario que  las conectara con los amantes de la cultura. Buena sintonía entre las administraciones, sin siglas ni colores que dividan la máxima de trabajar por la gente; como se dice en el artículo que inspira estas frases: “El Louvre se creó para estar al servicio del pueblo”. Y los fondos FEDER emplearlos en obras que perduren y creen trabajo más allá de la construcción, el proyecto que no se hace, la presa inútil o la autopista de peaje. Se me cruza la gran chapuza del Palacio del Sur, con sus enormes chapuceros hoy algunos diputados y reputadas personalidades y me despierto. Suena el reloj y son las ocho de la mañana.

Enlaces relacionados

De la mina de carbón al otro Louvre. El País

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