México es de cine
México es de cine. Quizás la familia cordopolita no esté tan puesta en actualidad cinematográfica pero esta semana en el 70 aniversario del Festival de Cannes –pata negra del cine mundial por encima de otros galardones- los cineastas mexicanos han vuelto a dar una lección de saber hacer. Es que son muchos los nombres propios que saltan con solo pararse a pensar un poco, obviamente los grandes directores: Alejandro González Iñarritu, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro… clase magistral de lenguaje cinematográfico que han protagonizado esta especial celebración del festival francés a ritmo de mariachi con clase magistral incluida. Pero seguimos con otro genio de la fotografía de cine, Enmanuel Lubezki con tres Óscar de Hollywood; o si seguimos con actores de gran calado tenemos a Salma Hayek, Gael García o Diego Luna (también director) que celebraron este año en la costa francesa el buen estado del panorama cinematográfico mexicano.
¡¡Hasta el mariachi suena en la cena de gala del aniversario del festival!!
Hay un nombre que quizás no les suene tanto y sin embargo, pertenece a una nueva generación arrolladora de directores de cine del país azteca, Michel Franco. Ha logrado por tercera vez el premio del jurado Un certain regard por su película Hijas de Abril que presentaba a lo más granado del cine mundial. ¿Qué cineasta español ha logrado algo así en nuestra historia? Hagan memoria, porque ni siquiera el más fetiche de nuestros directores, el gran Pedro Almodóvar, ha sido tan galardonado en Cannes aunque durante años ha recibido elogios. Solo Saura podría decirse que es el director más premiado en Cannes y ya pocos lo recuerdan. Este año la Palma de Oro se lo ha llevado una película sueca de Ruben Östlund, The Square, pero esta mención del jurado a la película de Franco lo convierte en un diamante de la corona del cine actual en México. Y mira que tras entrevistarlo en alguna ocasión que he tenido, el joven ha pasado de ser promesa a ser un trabajador del celuloide y si no dirige, produce películas de otros muchos que como él se están abriendo camino con trabajo y talento.
No es casualidad, detrás, hay una forma de entender el cine y dar muchas horas a hacer las cosas bien, aunque no sean filmes tan comerciales, tan taquilleras. Lo digo con conocimiento de causa, eh, que durante estos años me he dedicado a conocer estos círculos cinematográficos de esta Tierra Extraña y he hablado con muchos de los principales protagonistas de este séptimo arte. Y sí, se hacen muchas pelis facilonas, comedias, divertidas o sobre tema social que llegan a conmover conciencias y sensibilidades. Pero luego está el cine como arte, el que no se entiende tan fácilmente y ese es el que suele premiarse en festivales como Cannes. ¿Cuánto hace que no suena una película española como favorita para estos palmarés? Y no es por despreciar, que los que me conocen, bien saben que defiendo mucho la cinematografía española por encima de los taquillazos hollywoodienses, pero es que España tiene grandes directores y muchos de ellos por la falta de apoyo fundamental del Gobierno han caído o en la industria de Hollywood o en el taquillazo… Echo de menos un cine que sea orgullo nacional, no solo personalidad, personalismos, nombres propios que ya resuenan en todo el mundo y que no nos cansamos de escuchar: Almodóvar, Bardem, Banderas, Bayona, Amenábar… Hacen buenas pelis, que no me quejo, conste. Pero miro con envidia al cine mexicano que no ha parado de recoger premios por todo el mundo en los últimos años y eso se ha conseguido con constancia, entrega y apoyo sin duda también de la sociedad y el Gobierno. Felicito a Michel Franco por su tercer reconocimiento del Jurado de Cannes y no me cabe duda que le llegarán muchos más, si hoy no les suena su nombre, tomen nota, ya empezarán a oírlo cada vez más. ¡México es de cine chingao!
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