Estimulación Infantil
A todos los padres/madres nos encanta que nuestros bebés y niños aprendan rápido y mucho, pero no siempre sabemos muy bien cómo estimularlos adecuadamente. He aquí unos simples consejos para ir estimulando a nuestros bebés de forma coordinada con la evolución de su desarrollo psicomotriz, para que su aprendizaje sea el adecuado.
Vamos a dividirlo por edades porque lógicamente el desarrollo es diferente y la forma de trabajar con ellos también.
El tiempo de estimulación lo marcará el propio bebé, mientras lo encontremos contento y motivado, podemos seguir. Es importante estar atentos a los signos de alerta que el bebé nos puede ir mandando para saber cuándo parar y no caer en la sobreestimulación, que los excitaría en exceso y haría que el bebé arranque en llanto. Cuando son mayorcitos podemos estar mucho más tiempo dedicados a estimularlos.
Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, es muy importante tener esto en cuenta y hay bebés que tardan más que otros en adquirir los progresos sin que ello sea preocupante en ningún momento. Mi experiencia me dice que muchas veces es culpa de no ofrecer las condiciones adecuadas al niño para que pueda realizarlos. A veces nos encontramos niños que no voltean porque no les damos un espacio apropiado para hacerlo y los padres se sorprenden cuando en los cursos los ven voltear en el preciso instante en que los dejamos sueltos en el suelo y con espacio suficiente para que vayan experimentando por sí mismos.
También es muy importante no forzar nunca el progreso del niño. Estimular sin forzar, facilitar espacios y condiciones pero que el bebé solo adquiera ese progreso por sí mismo. Hay padres que se asustan si su bebé comienza a andar a los nueve meses, pero todo lo que el niño logre por sí mismo sin forzarlo, se realiza porque éste está preparado para ello y eso no es malo.
ENTRE LOS 0 Y LOS 3 MESES: ¡Cómo pesa la cabeza!
Durante el primer mes de vida, en la mayoría de los casos, el bebé pasa gran parte de su tiempo durmiendo y cuando se despierta, llora para atraer la atención de sus progenitores.
Posee varias capacidades reflejas, como apretar fuertemente los puños y agitar los brazos y las piernas. Es capaz de ver a una distancia de 20 cm. al nacimiento y hasta 50 cm. al mes de vida. Se fija en los rostros de sus padres y se habitúa a reconocerlos y seguir sus movimientos con la mirada.
El segundo mes, el niño reduce sus horas de sueño y muestra un mayor interés hacia los objetos que están a su alrededor. Levanta la cabeza e intenta sostenerla cuando está sentado y bien sujeto.
Sigue con la mirada el movimiento de los objetos y de las personas que tiene alrededor, mira en la dirección de donde procede un sonido y mantiene las manos abiertas gran parte del día, adquiriendo mayor conciencia de sus articulaciones.
Antes del tercer mes, el bebé adquiere familiaridad con su propio cuerpo. Mueve los dedos y consigue sujetar un objeto durante breves segundos. Sonríe, abre y cierra la boca, y emite gorjeos. Inclina la cabeza y es capaz de sostenerla. Sus movimientos pasan a ser voluntarios y sus sentidos se perfeccionan.
- Háblale.
- Cántale.
- Acaricia suavemente su cuerpo. El masaje estimula la maduración psicomotriz.
- Acércate a su cara y busca su mirada. Abre y cierra tu ojos y boca, saca tu lengua, hazle muescas.
- Dale objetos livianos para que los tome en sus manos.
- Pon al alcance de sus manos objetos de colores llamativos.
- No es conveniente poner al bebé a mirar la televisión o el ordenador.
- Ponlo a ratitos boca abajo para que vaya adquiriendo control sobre su cuello y cabeza. No les gusta mucho por lo tanto comenzaremos con sesiones cortitas y vamos aumentando progresivamente.
ENTRE LOS 3 Y LOS 6 MESES: Todo un mundo por descubrir ante sus ojos.
Alrededor de los cuatro meses, tu hijo ha de ser capaz de agarrar los objetos y ponérselos delante de los ojos, darse la vuelta cuando está tendido (volteo), levantarse con los antebrazos, y una vez sentado, sostener la cabeza y girarla a uno y otro lado.
En el quinto mes, el pequeño aprende a llevarse los objetos a la boca, a agarrarse los pies y llevarlos a la boca y probarlo todo con ella. Este es su principal modo de conocer la cosas que están a su alrededor. Sabe coger el biberón con una mano. Sabe dejar caer los objetos para coger otros y se los pasa de una mano a otra.
Durante el sexto mes, el niño se sienta solo por primera vez y observa las cosas desde distinta perspectiva . Patalea, se da la vuelta, se pone a gatas y coge los objetos con los dedos (no con la mano), agita las manos e intenta comer solo. Si está de pie es capaz de sostener el peso de su cuerpo sobre las piernas.
- Habla mucho con tu bebé, aún en los momentos que estás haciendo otras tareas y no estás junto a él.
- Procura que tenga mucha libertad de movimiento y ayúdalo a rodar y a que cambie de posición con frecuencia.
- No trates de ponerlo de pie aún cuando pareciera gustarle, pues aún no está preparado para eso.
- Proporciónale objetos de tamaño mediano que pueda pasar fácilmente de un mano a la otra.
ENTRE LOS 6 Y LOS 9 MESES : El camino libre para explorar a gatas.
Sobre los siete meses, tu hijo examina todo lo que encuentra a su alrededor ayudándose de la vista, el tacto y el gusto. Intenta ponerse de pie apoyándose en algo y consigue mantenerse de pie durante algunos segundos. Se balancea hacia delante y hacia atrás para intentar coger un objeto y muestra gran determinación para intentar conseguirlo. Normalmente es capaz de beber solo del vaso (con tapa y boquilla), deglute los alimentos con la cuchara y le gusta estar de pie sujetado por una persona.
A partir de los ocho meses, empieza a gatear por la casa, se mantiene de pie sin ayuda, agarrándose a un mueble, y coge los objetos cada vez de forma más segura.
Tu hijo continúa buscando estímulos y cosas nuevas que conocer. Amplía sus “horizontes” hacia objetos que no están a su alcance.
El bebé es capaz de girarse si lo llaman y se hace entender en lo que respecta a sus preferencias alimentarias. Consigue permanecer sentado durante unos minutos, pero no es capaz de levantarse solo, si bien sus movimientos son cada vez más coordinados.
- Háblale a tu bebé como si mantuvieras una conversación con él.
- Juega con él mediante actividades tales como aplaudir, esconderse y volver a aparecer, saludar o decir adiós, imitar gestos.
- Esconde un objeto para que lo busque y lo encuentre.
- Ofrécele objetos pequeños adecuados para ser asidos con sus dedos, por ejemplo cubos.
- No lo dejes solo: su creciente movilidad le hace peligroso.
ENTRE LOS 9 Y LOS 12 MESES: Tenemos en casa un pequeño ingeniero.
Tu hijo ha podido empezar a moverse de forma autónoma. Aunque aún no haya ocurrido, los “primeros pasos” no andan lejos. Invítalo a caminar sujetándolo con las manos. El pequeño reacciona a los estímulos sensoriales mostrando fastidio o placer, en función de la situación, y ha desarrollado la capacidad de manipular perfectamente objetos muy pequeños.
Sentado permanece en equilibrio, gatea a gran velocidad y come solo con gran seguridad. Puede coger dos objetos con la misma mano, sujeta el lápiz para hacer garabatos y hace girar y da vuelta a los objetos, familiarizándose con su tridimensionalidad.
- Juega con él a recorrer su cuerpo mientras dice el nombre de cada parte: cabeza, mano, pie... puede hacerse también cantando.
- Al empezar a caminar tendrá sus tropezones y caídas: no corras a levantarlo cada vez, déjalo encontrar su propio ritmo..
- No están recomendados los andadores, tenlo en cuenta.
- Mira junto con él libros y revistas de dibujos grandes y colores llamativos.
- Acércale una pelota de goma para que su bebé juegue con ella.
EN SU SEGUNDO AÑO DE VIDA: Descubrimientos a grandes pasos, hábil orador.
En el segundo año de vida tu hijo está destinado a perfeccionar sus capacidades. De explorador pasa a ser investigador. Camina, come y bebe con total autonomía.
El pequeño tiende a imitar el comportamiento de los adultos que están a su alrededor (cocinar, llamar por teléfono...). Hojea sus libros, señala objetos y una vez comprendido el mecanismo de funcionamiento de un juguete u objeto, lo acciona un sinfín de veces, suelen ser muy repetitivos. Se esfuerza en vestirse, comer, ordenar sus juguetes, y a menudo, rechaza la ayuda de los adultos exaltando así su autonomía. Sus nuevas capacidades se notan sobretodo en el juego. Es capaz de mirar hacia atrás mientras camina y de escuchar a la vez a una persona que habla. Es capaz de caminar hacia atrás y levantar objetos sin desequilibrarse.
Tu hijo va mejorando día a día sus habilidades motoras y manuales. Corre, salta e incluso sube y baja escaleras. Juega y se divierte con encajables o se inventa historias en las que simula la vida de sus padres (prepara la papilla a su osito antes de ponerle a dormir, lo baña). Te sorprenderá las habilidades de carácter informático que tiene. Esto es algo que las nuevas generaciones traen integrado de serie. Es capaz de pasar una pantalla de un dispositivo móvil, reconocer iconos (de juegos, por ejemplo) para activarlos, buscar fotos almacenadas, etc. Son pequeños informáticos en desarrollo.
Su lenguaje es cada día más rico. Conoce y dice muchas palabras, e intenta repetir las frases de mamá y papá, incluso imitando la entonación.
- Habla con él siempre que puedas: recuerda que es muy beneficioso exponerle a la mayor cantidad posible de palabras pero sin imitar su lengua de trapo.
- Dale prendas de vestir que le permita jugar a disfrazarse.
- Léele cuentos y cuéntale historias sobre cosas familiares.
- Pon a su alcance lápices y colores para que pueda empezar a desarrollar habilidades y destreza.
- Enséñalo a brincar y saltar.
- Fomenta su creatividad y déjale que experimente por sí mismo. No te importe que se ensucie o lo ponga todo perdido.
- Utiliza encajables sencillos.
EN SU TERCER AÑO DE VIDA : Un pequeño acróbata, la conquista del orinal.
En este período, tu hijo ha sentado las bases que le ayudarán a desarrollar al máximo su inteligencia y personalidad. Las dos etapas fundamentales de este salto de “calidad” son la de caminar y la conquista del lenguaje.
Abre puertas, se lava las manos, se viste o lo intenta, hojea libros página por página y demuestra cada día una mayor conciencia de sus acciones.
Normalmente, a esta edad el niño ha alcanzado una cierta capacidad de control sobre el pipí del día y al final del tercer año, también por la noche.
Hace cosas de “mayores”: se viste solo, se pone los zapatos, come solo. Sabe contar con los dedos de las manos y conoce su sexo, nombre y edad.
Cada vez es más autónomo, salta en el parque con sus amigos, monta en triciclo, se desenvuelve como pez en el agua en su territorio con total seguridad sobre sí mismo.
En esta época ya están escolarizados o a punto de estarlo, verás que a partir de este momento, los progresos se aceleran de una manera bárbara por la estimulación que reciben en los colegios y por mimetismo de sus propios amigos y compañeros de clase.
- Permítele que se alimente por sí solo. Que experimente con la comida.
- Enséñale a vestirse.
- Haz que aprenda a ordenar sus juguetes, ayudado por ti.
- Léele cuentos y enséñale canciones sencillas.
- Estimúlalo a que vaya controlando sus esfínteres.
- Dale puzzles sencillos.
EN SU CUARTO AÑO DE VIDA: Ya tenemos toda una personita en casa.
- Enséñalo a abotonarse la ropa y a amarrar los cordones de sus zapatos.
- A la lectura de cuentos y aprendizaje de canciones, añade pequeñas poesías propias de niños.
- Estimúlalo a que exprese todas sus ideas haciendo uso del lenguaje.
EN SU QUINTO AÑO DE VIDA : ¡¡¡Ya soy mayor!!!
- Estimúlelo a hojear libros y revistas por sí solo. Aunque es inevitable que se manejen como pez en el agua con las nuevas tecnologías, no debemos de dejar que pasen por alto el placer de la lectura.
- Fomente sus habilidades y destrezas para dibujar, pintar y escribir.
- Promueva el contacto con la naturaleza. Salga al campo y enséñele todo ese apasionante mundo por descubrir.
- Favorezca el desarrollo de la destreza de comparar mediante la agrupación y ordenamiento de objetos siguiendo criterios de color, tamaño y forma.
No olvides que si tu hijo/a no adquiere los progresos dentro de estos plazos, no ocurre nada, cada niño tiene su ritmo. Estimúlalo más, pasa más tiempo con él y si tienes dudas, llévalo a una consulta de valoración para que el especialista lo estudie y te dirija el estímulo que tu hijo debe recibir según las necesidades que tenga.
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