Las imágenes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos #Paris2024 me hechizaron el viernes. Un espectáculo visual olímpico inédito en una ciudad. Y no cualquier ciudad. París.
Esos barcos con hombres y mujeres cargados de ilusión recorriendo el Sena, atravesando los puentes de un París mágico. ¡Cómo no emocionarte con el barco de España! ¡Cómo no hacerlo con ese otro sin bandera, ni color, cargado de refugiados, que competirán unidos por el dolor de la huida! Sin bandera, ni país, pero con algo mucho más poderoso: el valor de sobrevivir.
Cuando los barcos - diversos como los hombres del planeta que cargaban - llegaron al destino, se inició una de las partes más electrizantes. Esa danza de la diversidad que me dejo paralizada. Todo tipo de música, todo tipo de personas ¿aún hay ilusos que rechazan lo diverso? La danza terminó con un recuerdo final: hay que vivir como nacimos. Desnudos.
Se hizo la noche y una tabla desprotegida surge de la oscuridad. Flota iluminada solo por unas velas y un piano como único acompañante a la voz de una mujer que se clava en el corazón. Íntima, como si nadie estuviera oyéndola, canta Imagine. El himno por la paz de John & Yoko que nos llama a la armonía y la reconciliación una vez más.
Y, de repente, una amazona blanca galopa sobra las aguas del Sena. Una visión bíblica, electrizante. Los Juegos, una tregua por la paz, lo recuerda de nuevo con las alas de una simbólica paloma desplegadas bajo la Torre Eiffel. A la amazona la esperan ya todos los abanderados. La lluvia cesa y entonces ella cruza el puente hacia el Trocadero. A pie sube unas escaleras con tambores de fondo sosteniendo en sus manos la bandera de los cinco continentes. Y, por fin, se iza mientras suena el himno olímpico. Llueve de nuevo y un coro de voces acompasadas y diversas te erizan la piel.
¡Quedan inaugurados los Juegos Olímpicos 2024! Los juramentos de honor y juego limpio se escuchan, igual que desde 1920. Aparece el ídolo Zidane para coger la llama olímpica que le cede el hombre sin rostro que la llevó por el mundo. Y de Zidane al más parisino del mundo, nuestro Rafa Nadal. Impacto máximo.
La torre se ilumina. Se desdobla. Se hace mágica. Se apaga y solo quedan los cinco anillos. Se enciende de nuevo con haces de luz magnéticos. Nadal cruza el Sena con la llama en sus manos y lo hace en compañía de Serena Williams, Carl Lewis y Nadia Comãneci ¿Se puede pedir más y más diversidad?
Al llegar, la recoge una mujer que representa la igualdad y tras muchos relevos de deportistas muy distintos, la llama se dirige a las Tullerías, pasando por un Louvre único. En el centro de la fuente, donde más de una vez me senté solo para admirar el mundo, surge un pebetero en forma de globo aeroestático que, al encenderse, se eleva y sube más y más. El fuego olímpico flota en el cielo oscuro de París. Suena el Himno al Amor, de Édith Piaf en la voz de una Celine Dion, blanca, radiante. Está de vuelta en el balcón de la Torre. Sin palabras…
¿Por qué el mundo no se detiene y se convierte en esto para siempre?
Excelencia, respeto y amistad, los tres valores del olimpismo, la mayor obra inmaterial de la humanidad.
No lo olviden.
“Si me lo pidieses iría a buscar la luna…
la eternidad será para nosotros,
en el azul de toda la inmensidad“.
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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