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¿Y tú de quién eres?

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Paco Merino

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Lo dicen los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, la afluencia de parroquianos en los bares para verlo por televisión, las vestimentas de los chavales en los colegios a la hora de salir a hacer gimnasia, las numerosas peñas en todos los distritos de la ciudad y hasta las habituales concentraciones de personal eufórico festejando hazañas en la plaza de Las Tendillas. Sí. Exactamente el mismo escenario en el que los cordobesistas se reúnen para expresar, con los ritos de moda, su alegría por los ascensos, que son los títulos de los pobres.

En Córdoba hay muchos madridistas. Muchísimos aficionados al fútbol que vibran con las andanzas del mítico club blanco, que lloran de alegría o de frustración, que se paralizan cuando llega el clásico ante el Barça y son capaces de ir ahorrando todo el año unos eurillos para ir al Bernabéu a presenciar en directo un partido de la primera fase de la Champions, o acercarse a Sevilla, Málaga, Granada o Almería en un autobús, con amigos de la peña. Este fin de semana su equipo llega a Córdoba, su tierra, donde lleva sin aparecer para un partido de Liga casi 43 años. ¿Y qué esperan que hagan?

El partido del sábado creará en muchos una chirriante sensación de conflicto sentimental, y hasta moral, que no debería serlo en absoluto. Por mucho que haya quienes, enarbolando una bandera de pureza de sangre, traten de estigmatizar a los que habiendo nacido aquí se emocionan con un equipo de allá. Miren: uno puede experimentar sensaciones extremas viendo por la televisión un partido de un equipo de una ciudad a la que jamás fue, representado por futbolistas a los que nunca conoció en persona. Los consumidores de fútbol lo saben.

El Arcángel registrará el mayor lleno desde que abrió sus puertas en 1993. Habrá cordobeses que no son cordobesistas, cordobesistas que no son cordobeses, cordobesistas que también son del Madrid, madridistas que también son del Córdoba y hasta aficionados que llevando una camiseta del Atlético de Madrid o del Barcelona animan al Córdoba a través de la burla hacia su enemigo deportivo real. ¿Que no lo entiende? Pues así funciona este negocio de pasiones. Vivamos todos la fiesta en paz.

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