Manifiesto contra el genocidio

Nuestra asociación, Triángulo Azul Stolpersteine Córdoba y Jaén, nació para dar voz a los que nunca la tuvieron, para dar memoria a los olvidados y para dar apoyo a los familiares que sufrieron el nazismo. El compromiso “Nunca Más, en ningún lugar, contra nadie”, nacido en los lugares más terribles de la civilización occidental como fueron los campos de concentración nazis, se ha convertido en la forma de vida de los supervivientes y familiares del nazismo, así como de las organizaciones memorialistas, y debería ser un objetivo de la ciudadanía demócrata para repudiar el terrorismo de Estado y las atrocidades cometidas durante las dictaduras y gobiernos totalitaristas.

Ese compromiso debe ser puesto en práctica siempre que se vulneren las condiciones vitales de seres humanos, alertando de los peligros que pueden llevar a sociedades actuales a alcanzar cotas de violencia y odio similares a las que propiciaron tan aciagos acontecimientos del pasado.

Por ello, nuestro compromiso como demócratas es tomar parte en el conflicto árabeisraelí que está teniendo un desenlace alarmante este 2025 en el territorio palestino de la Franja de Gaza. La situación actual es inaceptable y la indiferencia no es ya una opción, así que nuestra asociación alza la voz para concienciar a la ciudadanía de la gravedad de los acontecimientos, posicionándonos siempre contra el odio, ya sea religioso, racial, social o político, que ha llevado a esta región del planeta a sufrir un genocidio que nos hace recordar las peores catástrofes sufridas en el siglo pasado.

Desde los atroces atentados de Hamás el 7 de octubre de 2023, que segó la vida de en torno a 1.400 personas y supuso el secuestro de otras 252 y que nuestra asociación condena y exige de inmediato su liberación, Israel ha violado sistemáticamente los derechos humanos y las leyes internacionales en su invasión de Gaza. Ha matado a más de 50.000 personas, la mayoría mujeres y niños, cientos de miles han resultado heridas en el asediado territorio palestino, ha destruido más de 80% de los edificios de Gaza, ha obligado a desplazarse a más de dos millones de personas de un sitio a otro, sin comida, agua, refugio…

Estamos hablando de un GENOCIDIO que está perpetrando Israel con el pueblo palestino con la impunidad más absoluta. Cuando Netanyahu define el “Free Palestine” como un posmoderno “Heil Hitler” y califica a los palestinos como neonazis que “quieren aniquilar a los judíos”, se está apropiando de las palabras y utilizando el Holocausto para hacer lo mismo que los nazis hicieron con el pueblo judío, utilizarlas para difundir mentiras como una estrategia de propaganda. No se trata de un apoyo a grupos armados de la resistencia como Hamás, que curiosamente fueron creados y financiados por su gobierno en un intento de impulsar el odio y la división en el territorio. No se puede utilizar el dolor de las víctimas de nazismo y esa deuda moral de occidente para implantar las mismas políticas expansionistas, colonizadoras y genocidas que propugnaban los jerarcas nazis para la Europa del Este tras la invasión a la Unión Soviética.

El desplazamiento, la expropiación de bienes y tierras y la eliminación de derechos políticos y jurídicos del pueblo palestino en estas décadas debería de hacer pensar al pueblo de Israel si las víctimas han pasado a ser los verdugos y si es justo el trato dado a millones de seres humanos que se han visto apartados de toda esperanza en una región carente de democracia y derechos humanos.

Hoy Gaza, y por extensión lo que queda de Palestina, así como Israel, están gobernadas por el odio. Poco amor y reconciliación queda entre ambas partes. Aunque todavía queda esperanza, tanto en la concienciación de las nuevas generaciones, como en la reacción de la comunidad internacional que debe involucrarse e imponer una solución para alcanzar una paz justa y duradera para el pueblo palestino, que garantice sus derechos humanos y el respeto del derecho internacional.

Estar contra el genocidio no es ser antisemita, todo lo contrario, es defender la dignidad de todos los seres humanos. Netanyahu no puede repetir en otras personas las atrocidades que cometió el régimen nazi con el pueblo judío. Por ello, como asociación memorialista, apelamos a nuestro deber de no olvidar, como expresó Marek Edelman, superviviente del Gueto de Varsovia: “La historia y la memoria es algo que nos une. Es una forma de no olvidar lo que pasó, de transmitir la información a las nuevas generaciones para que no vuelva a ocurrir”.