De vuelta a COU
Esto suele pasarle a gente de mi generación. Son extraños miedos que nos atenazan y nos asaltan en sueños recurrentes, casi pesadillas. ¿Quién no se ha despertado alguna vez con la sensación de que aún no ha acabado la carrera pero sigue tocando –mal- la bandurria en la tuna? O, yo qué sé, que su novia o novio nunca llegó al altar o al juzgado. O que conduce sin carné porque se quedó sopa el día del examen “del práctico” pero da igual porque saber conducir, sabe. Algo así me pasó la otra noche. Soñé que estaba en COU y la profe de lengua y literatura nos puso un examen con un comentario de texto:
Comente morfológica, sintáctica y semánticamente el siguiente fragmento. Diga de qué tipo de texto se trata, de qué época e intente decirnos su autoría y título:
“Es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser; pero esa conducta realizada en el Altar, espacio sagrado para los Católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra Dios, implica un ánimo evidente de ofender”.
Y yo voy y respondo, tan pedante como un alumno adolescente de COU de “letras” puede llegar a ser a esa edad, lo siguiente:
Se trata de un texto presidido por una oración de relativo a la que sigue una oración adversativa. En la primera destaca la sucesión de sustantivos en plural “putas”, “libres” y “bolleras”, seguida de la disyuntiva “o lo que quieran ser”. Su elección tiene tal connotación peyorativa que hasta el sustantivo “libres” queda dañado. En la siguiente oración adversativa destacan las mayúsculas utilizadas en los sustantivos “Altar”, “Católicos” y “Sagrario”; una elección consciente y subjetiva que demuestra una intención ideológica por parte del autor. Y destacan las dos aposiciones sucesivas (la primera tras “Altar”: “espacio sagrado para los Católicos al encontrarse allí el Sagrario”, y la siguiente que apoya este último sustantivo: “lugar donde según sus creencias se encuentra Dios”). Por el tema, el tono y el lenguaje empleado, concluimos que el texto es de carácter irónico; posiblemente se trata de un fragmento de alguna novela u obra dramática de carácter pícaro, costumbrista o bufonesco (destaco aquí el uso que hace el autor de la palabra “señoritas”), posiblemente de finales del siglo XIX o principios del XX. Desgraciadamente, no acierto a detectar su autoría, ni el título; pero, sin duda es obra de algún autor menor de obras de consumo popular.
La profesora me devuelve el ejercicio corregido:
SUSPENSO. Buen intento; pero la autora es una mujer, la fiscal Marisa Morando. Y se trata de un texto jurídico.
Dije: cooooño. Y me desperté.
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