Paga para verlo
Ya lo tengo! Es posible que Dios exista, pero es invisible, por eso muchos creíamos que no existía.
En nuestra supina ignorancia sólo creemos lo que vemos, por eso los que han visto un platillo volante saben que los extraterrestres vienen de vez en cuando a la Tierra con intenciones diversas. Por eso, los que han visto a Maradona con una pelota cosida al pie izquierdo saben lo que es la geometría sin que un aburrido profesor te lo intentara explicar con una tiza en la pizarra.
Dios puede estar entre estos salmonetes de roca que me voy a zampar en este bareto de la Isleta del Moro, junto al Mediterráneo, cuna y tumba de los hombres y sus tiempos. Puede estar, pero es invisible para mí.
El Dios de los cristianos pasa un día tras otro junto a los muros y bajo los arcos de un templo que, en su día, se consagró a otro dios; pero eso da igual, porque los dioses se pueden vestir con distintas camisetas y jugar de local en cualquier cancha.
Pero hay que pagarles para que se manifiesten.
Si no pagas, son invisibles. La fe cuesta pasta y una bolsa de pipas.
El año que viene, si quieres ver a Dios liderando a su equipo, cómprate un asiento de tribuna y una botella de agua y déjate de salmonetes junto al mar, que es el morir.
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