El dinosaurio
He ido a hablar con un dinosaurio que ha venido a hacer un bolo a la ciudad, cerca de mi barrio, un poco antes del Festival de la Guitarra, por problemas de agenda, pero él no hubiese tenido inconveniente en acudir al Teatro de la Axerquía o a dónde lo llamen. Está bajo una carpa en una plaza.
Es un dinosaurio muy cumplidor.
Después de la siesta, el dinosaurio me dice que cuando despertó todavía estaba aquí y todo seguía igual.
Mi colega el dinosaurio animatrónico sale a escena con paso vacilante, ruge un poco, saca la lengua bífida y se va. Y ya está.
Es una genialidad. Por simpleza y elegancia.
Es posible que el dinosaurio haya escrito “El Gatopardo” y no se acuerde porque la memoria de los saurios animatrónicos es cortita y si han hecho un máster de algo ya no se acuerdan. Hacen bien.
“Cambiemos, para que todo siga igual”, me dijo el dinosaurio cuando se despertó de la siesta y llevaba razón.
“Total, yo soy eterno y animatrónico; y tú eres finito”
“¿Finito?”
“Sí; finito. Y mortal”.
“Ya, comprendo”.
https://youtu.be/CR614AG-FUo
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