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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Cena con Leo

Leonard Cohen.

Juan José Fernández Palomo

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Esta Nochebuena viene Leonard Cohen a cenar a mi casa. Lo quiero como a un cuñado.

Seguro que trae una cajita de dulces de canela o pretzlers o cosas de esas.

Ya saben: Leo es poeta, novelista y, a pesar de él, cantante pop, en el sentido más popular de la palabra “pop”, como demuestra un documental sobre él que vi el otro día en la Filmoteca, al lado de la Mezquita. Ese lujo discreto que nos permitimos los cordobeses. “Los cordobeses de bien” que diría un malequivocado.

Lo que voy a hacer esta noche será algo de cordero al horno y todo lo demás será comida kosher, para que Leo se sienta como en casa, como en su casa de Montreal.

Todos los judíos, menos Golda Meyer y Netanyahu, son unos sentimentales. Cohen, también. Tal vez porque es ateo, tal vez porque siente dolor.

En el documental que vi, Leonard Cohen decía que si Adán y Eva se dan la espalda, Dios no se sienta en su trono.

Son palabras de importancia. Yo creo que estaba hablando de amor. Pero yo soy un melón y, a lo mejor, no me entero de nada.

Voy a meter el cordero en el horno, a baja temperatura, y voy a esconder la guitarra en el armario para que Leonard no la coja en la sobremesa, después de los chupitos y los brindis, y nos toque el mismo acorde de siempre, el único que se sabe,

El puto acorde que siempre funciona.

“Pero sé por sus ojos y sé por su sonrisa que esta noche todo irá bien, todo ira bien, todo irá bien… por un rato”.

Y así voy a cenar con Leo y unas cuantas personas más. Que lo pasen bien. 

Casi nadie merece hoy pasarlo mal.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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