Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
El azar
Un hombre sobrevivió a la tragedia del Camping de Los Alfaques, cuando un camión cargado de propileno volcó el 11 de julio de 1978 y su letal carga arrasó el asentamiento vacacional. Sin embargo, su esposa fue una de las 243 personas que fallecieron calcinadas o cocidas en su desesperada e inútil huida al mar.
Este hombre, al poco tiempo, rehízo su vida –con la carga de ironía que tiene esta expresión- y volvió a casarse. Un año y un día después, el 12 de julio del 79, era huésped del Hotel Corona de Aragón, en Zaragoza, que sufrió un devastador incendio, nunca aclarado del todo, en el que perecieron 83 personas, entre ellas su segunda mujer. Él sobrevivió. O volvió a sobrevivir.
Este señor, que no sé si aún vive o si ha vuelto a casarse peligrosamente otra vez, es un gafe o tiene un ángel de la guarda que no comparte en sus matrimonios o bien es una especie de superhéroe ignífugo.
O son cosas del azar.
Supongo que es tan difícil que te toque el euromillón como que sufras un trombo tras vacunarte contra la Covid-19, pero los negacionistas no se paran a pensar así. Bueno, no se paran a pensar en general y no saben que a Einstein le sacaron de contexto su frase “el universo no juega a los dados” cuando quería hablar de física cuántica.
Paul Auster escribió “La Música del Azar” y le cargaron el sambenito de que toda su literatura se basaba y giraba precisamente sobre el azar. El escritor, un poquito harto de esa simpleza, cada vez que en un encuentro público le sacan el temita suele decir, poniendo cara de Buster Keaton, que “el azar es una palabra demasiado vaga”.
Pues eso, no se lo jueguen todo a los dados. Siempre hay una explicación. Para quien quiera buscarla, claro.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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