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Los listos me joden

Alba Ramos

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Maldita sea, he tenido otro heat day. La chica ira que llevo dentro ha vuelto a apoderarse de mi vida y ha cogido las riendas. Últimamente parece que lo hace al menos un día a la semana. Me tiene frita.

Francamente, pensé que la compra de Furniture Fix me sacaría del hoyo literal -que mi sofá se asemeja a una puerta astral, vete tú a saber dónde coño me lleva- y metafóricamente, colocándome un sonrisón similar al de la señora de la foto, pero no. Compra FAIL.

Vale sí, podría achacarle esto a La Bajona, pero hace días que eché a esa tipeja de mi casa. Hoy sé perfectamente qué es lo que ha llevado mi nivel de odio a su pico: Los listos.

No se equivoquen este no es un comentario machista, en absoluto. Los listos es un concepto neutro. Independientemente de su órgano sexual, son seres detestables fácilmente identificables en nuestro día a día. ¿Saben esas personas capaces de hacerte sentir basura? Rebuznan ante tu desconocimiento y son capaces de echarte miradas de desprecio absoluto mientras ladean la cabeza con su clásico gesto de “siento pena de ti, de que no seas yo”.

Estos eruditos de la vida, están en tu trabajo, salen en la televisión, tienen presencia en demasiadas redes sociales, has salido con ellos e incluso puede que tuviesen un representante en el grupo de amigos que te presentaron el pasado sábado. Son una plaga mortal decidida a sacarnos de quicio.

Los listos, como su propio nombre indica, son seres extraordinariamente listos. Hasta ahí bien, el problema es que su listura listurase basa en la creencia de que tú eres retarder.

¿Sabemos de quienes hablamos? Bien, entonces os animo a uniros a una lista que ansío y deseo queráis completar conmigo, cosinas majas. Ay, que sus como.

He aquí nueve motivos por los que Los listos me joden (INFINITO):

1. Se creen mejor que tú. En realidad, salvo quizás excepciones como Noam Chomsky o Stephen Hawking, que todo el mundo.

2. Sus trabajos salvan el mundo y, por descontado, tienen la necesidad de hacerte saber que el tuyo es La hez. Las aportaciones que hacen a diario al universo son las que, en todo caso, lo hacen mejor. Incluso cuando miccionan.

3. Siempre llevan razón. Únete a su verdad absoluta o estarás perdido.

4. Van a la moda. Es raro ver un listo en chándal, esto es así.

5. Siempre dan su opinión aunque a nadie le interese. Aconsejan como nadie y si la lías, ahí llegará su “te lo dije”.

6. Lo saben todo. Entre sus frases frecuentes está el “ya lo había visto”, “ya lo sabía” o la PEOR: ¿No sabes quién es o qué es X? Que te lo sepan explicar y transmitir sus ultraconocimientos ya es otro cantar (pero ni lo dudes, cantarán mejor que tú).

7. Echan la mirada hacia abajo a la derecha cuando piensan que eres subnormal. Pero eh, en el fondo te tienen algo de aprecio y quieren ayudarte a mejorar: a ser como ellos. Son todo corazón.

8. No miden. En plan Asperger pero by the face, jamás se plantean si lo que están diciendo puede ser humillante, agresivo o vejatorio para otra persona que ESTÁ DELANTE. Son mágicos.

Ah, y 9. No les gustan las listas.

https://www.youtube.com/watch?v=L0VyMvb3VAQ

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