Una rabona y cuatro delitos contables
La tesorería del club estaba en estado catastrófico
Si usted cree que Lamine Yamal es la hostia en verso metiendo un cañito en el área chica es que no ha visto al señor León manejando la tesorería del Córdoba CF. El empresario de Montoro lo mismo te hace una rabona que una elástica y antes de que te des cuenta se ha marcado un autopase de un millón de euros a una compañía vinculada a su propiedad. Es todo un espectáculo ver a un presidente de fútbol al frente de un consejo de administración. Creatividad y fantasía por un tubo.
Su paso por el club nos dejó detalles fabulosos. Solo hay que escuchar los epítetos que ayer dedicaron a su gestión algunos de sus consejeros en el denominado Caso Saqueo. Ya el nombre del juicio nos da una idea del nivel de excelencia empresarial con que administró las riendas del Córdoba CF en aquellos meses de infarto.
El señor García Amado, ex director general de la entidad, sacó de la RAE ante el juez algunos adjetivos que requerían de poca explicación. Tesorería en estado “catastrófico”, dijo para ir abriendo boca. El señor León, por lo visto, dejó las cuentas en situación “dramática” hasta el punto de que le salieron “telarañas”. Que oiga. Y mientras el club buscaba financiación externa para evitar el descenso administrativo, el señor presidente autorizaba préstamos a empresas de su cuerda.
Eso es un regate y no lo que perpetra Vinicius en el Bernabéu. Porque estos juicios, queridos contribuyentes, hay que verlos con un paquete de palomitas en una mano y una Pepsi Cola en la otra. La “penuria” del club era de tal calibre que había empleados que se veían obligados a llamar a la puerta de Cáritas. Que no está nada mal para un negocio donde corren los millones como las longanizas.
El consejero Romero aseguró que se enteraba de las decisiones del presidente por la prensa. Todo un clásico. Y admitió haber formado parte de un “consejo de paja”, de tal manera que llegó a firmar las cuentas del club sin ni siquiera verlas. Para qué, alma de cántaro. Al fin y al cabo, tal como reconoció ante el magistrado, el propio Jesús León había tramado comprar el club “con el dinero del propio club”. Y esa finta, queridos amigos, solo está al alcance de los elegidos.
Mbappé podrá tirar transiciones de vértigo, no decimos que no, pero pocos cracks pueden presumir de una gestión estratosférica para la que el fiscal pide nada menos que 9,5 años de prisión por cuatro delitos deliciosos de lo más granado de nuestro código penal.
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