Milagro
"La gente que viene a Córdoba pregunta por la Mezquita"
(Antonio Palacios. Presidente de Hostecor)
Este señor ha tardado 16 años y diez meses en descubrir lo obvio. Durante todo este tiempo comulgó con el increíble milagro de la desaparición de la Mezquita de Córdoba. Un día de 1998 llegó monseñor Martínez (arzobispo de Granada, para más señas) y dijo que la obra cumbre de la cultura andalusí en el mundo no existía. Y como los milagros son reales como la vida misma, queridos contribuyentes, este colosal monumento de 24.000 metros cuadrados se esfumó.
Desde entonces, las administraciones públicas y los empresarios miran para otro lado, abrumados quizás por el prodigioso acto del obispo. Los milagros, por lo que se ve, intimidan una barbaridad. Hasta tal punto que el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería puede pasar por la puerta de la Mezquita sin verla.
El señor Palacios no es un tipo cualquiera. Es la cabeza visible de un batallón de empresarios que viven, paradójicamente, de la Mezquita. Eso sí que es un milagro. Vivir de un monumento de 24.000 metros cuadrados que el señor prelado hizo desaparecer hace 16 años y diez meses.
Ha tenido que llegar Google Maps y su monumental cagada para que mucha gente abra los ojos y se acuerde de que Córdoba es la ciudad de la Mezquita, exactamente igual que Granada es la ciudad de la Alhambra, El Cairo la ciudad de las Pirámides y París la ciudad de la Torre Eiffel. Por lo que parece, el señor Palacios también acaba de abrir los ojos. Para decir, entre otras cosas, que si usted le borra el nombre a nuestra marca en el mundo los turistas se confunden. Loado sea el señor.
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