Posesiones diabólicas
¿Quién es realmente el diablo?
La Iglesia Católica eliminó el limbo en 2007. Hasta entonces los niños (y las niñas) que morían sin ser bautizados iban a parar, por lo visto, a ese espacio impreciso que se encontraba a caballo entre el cielo y el infierno. La Congregación para la Doctrina de la Fe, heredera de la Inquisición, dictaminó que el limbo reflejaba una “visión excesivamente restrictiva de la salvación”.
Desde entonces, los niños (y las niñas) que fallecen sin la bendición del bautismo se salvan y disfrutan de la visión de Dios. “Hay serias razones teológicas para creer en ello”, anunció la Congregación para la Doctrina de la Fe, después de un análisis exhaustivo que se extendió durante años.
Es difícil saber por qué el limbo desapareció precisamente en el año 2007. Los dogmas aparecen y se esfuman por arte de magia, aunque durante siglos retuerzan de dolor e incertidumbre las almas de millones de pecadores.
Once años después, en 2018, el Papa Francisco reveló en una entrevista al fundador del periódico italiano La Repúbblica que el infierno no existe. En su opinión, el averno no sería un lugar plagado de rescoldos incandescentes sino un estado mental de mortificación. El Sumo Pontífice acababa de amputar uno de los instrumentos esenciales de la Iglesia Católica para dominar las almas de los creyentes y el Vaticano tuvo que rectificar a todo correr. Había sido un malentendido. Una interpretación maliciosa de sus palabras.
En este contexto desconcertante, se presenta el sábado próximo en Córdoba el documental Libera Nos: el combate de los exorcistas. El audiovisual, dirigido por Giovanni Ziberna y Valeria Baldan, analiza las claves de la posesión diabólica. Y cuenta con la participación del célebre padre Gabriel Amorth, exorcista oficial de la Diócesis de Roma, donde durante 30 años ha librado un duro y descarnado combate espiritual.
Un coloquio de expertos examinará al término del documental “¿quién es realmente el diablo y cuáles son sus métodos de actuación?”. Con el limbo ya erradicado y el infierno puesto en entredicho por el propio Pontífice, la figura del diablo empieza a quedarse colgada de la brocha. Por mucho que el documental venga avalado nada menos que por la Asociación Internacional de Exorcistas. Que oiga.
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