No es una perogrullada
Viviendas para vivir
Hasta antes de ayer, un tenedor era un instrumento de mesa con dos o más púas que sirve para pinchar alimentos sólidos. Hoy, en cambio, un tenedor es un señor (o una sociedad mercantil) que tiene dos o más viviendas en su poder. Una previsiblemente la destina a vivir. Las otras supuestamente a especular.
Vivir es un verbo primario. Un verbo que antecede a todo lo demás. Es decir: una condición necesaria para que cualquier otra acción humana pueda ser ejecutada. Sin la vida nada se desempeña. Y vivienda es su gerundio femenino. Otra condición necesaria sin la cual el verbo primario vivir difícilmente se realiza.
Pues bien. Hoy el orden semántico y su jerarquía se han desvanecido como un azucarillo en el café. Vivienda ya no es el gerundio femenino de vivir sino un activo inmobiliario con capacidad para producir pingües beneficios. Su verbo primario, consecuentemente, no es vivir sino especular. Que no es exactamente lo mismo.
La Plataforma Stop Desahucios prepara una manifestación para el próximo 10 de diciembre con un lema simple como un abrelatas. Viviendas para vivir. Así visto, parece una perogrullada. Una redundancia innecesaria. Pero, si se examina con detenimiento, se observa que estamos ante un intento desesperado por recuperar el sentido natural de las palabras, reordenar el universo ético y denunciar la indecencia de mundo que se nos está quedando.
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